Los tres reyes y el nuevo príncipe

La plaza del Obradoiro, en Santiago de Compostela, es una de las más simbólicas que existen. De un lado, el antiguo Hospital de los Reyes Católicos (el hotel más antiguo que existe), hoy convertido en parador. Enfrente, Fonseca, la Universidad. A su izquierda, la actual Xunta de Galicia. Y frente a ésta, la fachada de la Catedral.

El mundo de la Inteligencia Emocional es muy similar a este poder tetradimensional. El favorito del pueblo es, desde hace 12 años, Daniel Goleman, por su libro Inteligencia Emocional. El de las empresas, Richard Boyatzis, profesor de Esade y consultor internacional. El de la universidad, Peter Salovey, decano de Yale. Y el de la Iglesia, aunque dice que la IE no es una religión, Reuven Bar-On, creador del instrumento de medición EQi.

Pero he aquí que en ese reino ha nacido un nuevo príncipe: el australiano Ben Palmer, fundador de Genos. Palmer es un joven de 33 años, excepcionalmente brillante, que aúna capacidad analítica y aplicación práctica, y que ha desarrollado un modelo de desarrollo de la IE con resultados medibles para las organizaciones.

Su exposición hoy ha sido una de las más brillantes de este Congreso. Junto a ella, destacaría hoy la de André Vermeulen sobre las competencias emocionales de Nelson Mandela (le voy a dedicar al tema una columna en el próximo número de infoempleo) y el cierre de Mike Boon sobre el concepto de Ubuntu (Humanidad), el hecho de que cada persona posee una interconexión con los demás, el sentido de comunidad frente al individualismo y al reducionismo newtoniano.

Mañana dejaré Sudáfrica, pero creo que Sudáfrica no saldrá jamás de mi corazón. Es la gran esperanza de la humanidad para un futuro mejor.