Sobre retos y promesas

Leo en el libro Innovation Nation de John Kao una profunda frase del Presidente Kennedy: “La nueva frontera no es un conjunto de promesas, sino un conjunto de retos”. En un entorno en el que el Talento es más escaso que el Capital y en el que el Compromiso se echa a faltar en las organizaciones, no está de más destacar la diferencia entre promesas y retos.

Según el Diccionario de la Real Academia, promesa proviene de promessa, plural del latín promissus.
1. f. Expresión de la voluntad de dar a alguien o hacer por él algo.
2. f. Persona o cosa que promete por sus especiales cualidades.
3. f. Augurio, indicio o señal que hace esperar algún bien.
4. f. Ofrecimiento hecho a Dios o a sus santos de ejecutar una obra piadosa.
5. f. Cantidad que se estampaba en los pagarés de la lotería primitiva, como premio correspondiente a la suma que se había jugado.
6. f. Der. Ofrecimiento solemne, sin fórmula religiosa, pero equivalente al juramento, de cumplir bien los deberes de un cargo o función que va a ejercerse.
7. f. Der. Contrato preparatorio de otro más solemne o detallado al cual precede, especialmente al de compraventa.

En tanto que reto aparece en el mismo diccionario como
1. m. Provocación o citación al duelo o desafío.
2. m. Acción de amenazar.
3. m. Dicho o hecho con que se amenaza. Echar retos.
4. m. regañina.
5. m. Objetivo o empeño difícil de llevar a cabo, y que constituye por ello un estímulo y un desafío para quien lo afronta.
6. m. desus. Acusación de alevoso que un noble hacía a otro delante del rey, obligándose a mantenerla en el campo.

Amenaza, provocación, alevosía, regañina… “Así nos luce el pelo, amigo”, que dirían los humoristas Faemino y Cansado. Sólo la quinta acepción, la de objetivo difícil que sirve de estímulo y desafío, nos sirve para lograr el compromiso. ¿Cómo contar con personas comprometidas si el proyecto no es ilusionante, estimulante, algo por lo que merece la pena dejarse la piel? En esto de la gestión del compromiso hay mucho de sistemas burocráticos, de presunta eficiencia, de burocracia, y poco de emociones, de pasión, de la voluntad de cambiar el mundo a mejor.

En la portada de la edición internacional de El País, Jesús Benegas, Presidente de AETIC (la Asociación Española de Tecnologías de Información y Comunicaciones) señala que nuestro país necesita unos 10.000 licenciados en informática o carreras técnicas, con más de diez años de experiencia (preferiblemente de Iberoamérica), porque el sector está creciendo el triple de la economía española. La tarjeta azul de la Unión Europea para inmigrantes cualificados está muy bien pero, ¿qué podemos ofrecerles? ¿Unas cuantas promesas o un auténtico Reto, por el que dejar a su familia y amigos?

Repaso los vídeos de Youtube de la ceremonia de inauguración de Barcelona 92, el 25 de julio de hace 15 años. Los mejores juegos de la historia. España, que era el país 42º del mundo olímpico, llevaba la 4ª delegación más numerosa. Éramos una joven democracia, menor de edad (la Constitución se había aprobado 13’5 años antes). Y allí estaban sus Majestades los Reyes, entrando con la música de Els segadors (el himno de Catalunya) y el himno nacional. En el palco, Samaranch como Presidente del COE, Felipe González como Presidente del Gobierno, Jordi Pujol como Honorable de la Generalitat, Maragall como alcalde de Barcelona, Narcís Serra… S.A.R. el Príncipe Felipe, abanderado de un equipo con más de 500 deportistas. Las Olimpiadas de Barcelona, con 15.000 deportistas de 169 países en 28 deportes, fue un reto formidable. Y, simultáneamente, nuestro país organizó la Expo de Sevilla y la capitalidad europea de Madrid. ¡Qué maravilla! ¡Qué diferencia con las menudencias actuales! La sentencia del 11-M, que debería animarnos a pasar página y cerrar el duelo del mayor atentado de la historia, se convierte en un nuevo episodio de acusaciones de ínfimo nivel.

El reto hace al líder, a nivel individual, de equipo y organizativo. Las promesas se las lleva el viento.