Regalo de Reyes

Parece claro lo que han pedido a los Reyes Magos tanto José Luis Rodríguez Zapatero como Mariano Rajoy. Me temo que tendrán que esperar nueve semanas, a la noche del 9-M (y, por lo que parece, los Reyes le traerán a uno su deseo y al otro, carbón).

A mí los Reyes Magos me han traído esta noche lo que les he pedido: Un guión para eurotalent durante 2008.

Una de las frases más geniales del maestro Billy Wilder es: “lo más importante en esta vida es tener un buen guión. Los cineastas no son alquimistas. No se pueden convertir los incrementos de gallina en chocolate”. Efectivamente, ni los cineastas, ni los políticos ni los directivos de ninguna organización pueden convertir el estiércol en nada delicioso. Lo malo es que, insistentemente, lo intentan (y en Hollywood los guionistas siguen en huelga).

Un guión. De guía, guiar (ir delante mostrando el camino). La primera acepción del Diccionario de la Real Academia de la Lengua lo define como “Escrito en que breve y ordenadamente se han apuntado algunas ideas o cosas con objeto de que sirva de guía para determinado fin”. Brevedad y orden; por escrito; ideas; un determinado fin. ¿Cabe el Liderazgo sin guión?

Un guión es una buena historia. Ana Sanz-Margallón, una madrileña de 35 años que desde hace doce trabaja como analista y consultora de guiones para productoras de cine (ha trabajado en el desarrollo de más de una treintena de películas y ha revisado más de 1.000 guiones) ha publicado Cuéntalo bien. El sentido común aplicado a las historias. En menos de 150 páginas, de forma muy amena, revela verdades como templos.

¿Qué es un guión, una historia? Ana nos aclara que “las historias interesantes hablan de alguien que actúa para conseguir algo que le resulta difícil”. Como en eurotalent queremos que 2008 sea un año interesante, ese “alguien” (los protagonistas) hemos de ser el equipo (los profesionales que formamos parte de la red, de la network), ese “conseguir algo” ha de ser los objetivos (con indicadores y medidas) de un Cuadro de Mando Integral, ambiciosos y realistas (difíciles de conseguir) y ese “actúa” nuestra iniciativa, nuestra proactividad.

La trama (volviendo a Ana Sanz-Margallón) es “una relación causal entre los acontecimientos narrados, una relación impuesta por el narrador porque muchas veces la causalidad no resulta evidente en la vida real”. La trama estratégica (después de 13 años colaborando en la realización de Balanced Scorecards con todo tipo de organizaciones) sigue la secuencia de las cuatro perspectivas: talento, procesos, clientes y resultados de negocio. Con metas, indicadores y objetivos.

Un proyecto ilusionante requiere objetivos que estimulen emocionalmente, que sean auténticos retos. En la estructura del guión (“el esquema vale para lo que cuentan Homero, Cervantes, Shakespeare, Corín Tellado, Hitchcock o mi primo Arturo”, escribe Ana) debemos recordar que:
- El objetivo ha de estar justificado.
- El objetivo debe acercarse y alejarse para que resulte emocionante.
- Las cosas que se repiten pierden interés (son necesarios “puntos de giro”, que dividen la historia en partes).
- Lo mejor está al final (“bien está lo que bien acaba”).
- Después del final no hay nada (volver a empezar).
- Si hay epílogo (mensaje moral), breve.
- Un buen principio: debe despertar nuestra curiosidad, darnos la información necesaria para entender el conflicto y situarnos. Nada más.
- El conflicto debe ser un “detonante” que rompa el equilibrio.

Las historias (y las empresas) existen porque “nada es porque sí”. La resolución no puede ser causal. Los elementos relevantes deben anunciarse antes, pero de forma sutil, “sembrando” o “plantando” (otra vez la metáfora de la cosecha). “Una buena historia combina sorpresa y suspense como en los buenos viajes se combina lo previsto y lo prodigioso”.

¿Cuándo mejora una historia? Si el objetivo es cada vez más complicado, si el personaje se arriesga cada vez más, si se esfuerza cada vez más, si los obstáculos son mayores.

Todas las historias poseen un mensaje, generan un “arco de transformación” (un cambio interior), significan el cumplimiento de un deseo (consciente) y de una necesidad (deseo inconsciente).

Lo más importante de la historia son los personajes (en el caso de eurotalent, nuestros clientes y nuestros profesionales). Hacen algo (cambiar una cultura, diseñar e implantar una estrategia, crecer individual y colectivamente) porque quieren algo; tienen difícil conseguir lo que quieren; necesitan aprender algo que todavía no saben; generan conexión entre sí y con los demás.

“No todos podemos inventar historias fantásticas, pero con sentido común podremos contar nuestras propias historias. Seguro que quienes nos escuchan nos lo agradecerán”, concluye Ana su maravilloso libro. Todas las organizaciones necesitamos un guión para el año. El nuestro (a partir de la misión, visión y valores que puede consultarse en nuestra web) lo acabaremos de escribir todos juntos a partir del día 14 (Isa está en el Caribe y Marta en Nueva York). La libertad y la responsabilidad son las dos caras de la naturaleza humana. Los comportamientos excelentes conducen a resultados excelentes.

Vivir una buena historia. El storytelling está de moda. Este fin de semana Juanma Roca entrevista en La Gaceta y Raquel Goig en Expansión & Empleo a Antonio Núñez, autor de ¡Mejor será que me lo cuentes! El Economista presenta (a página entera) el libro Y tú ¿qué marca eres? Y Cinco Días cuenta el fenómeno del Career Up de Adecco.

Estoy convencido de que el de eurotalent 2008 será un guión apasionante. Pondré toda la carne en el asador para que sea así.
Muy poco que ver con ese “mandato” de Monsieur Sarkozy a sus ministros. Leo en La Gaceta (página 12): “Sarkozy convierte el Gobierno en un consejo de administración”. No es necesario decir que el presidente francés no sabe diferenciar el papel de un consejo de administración del de un comité de dirección. Según la noticia, una consultora privada ha establecido 30 criterios de evaluación para cada uno de los 15 ministerios galos. Entre ellos, la ministra de cultura (Christina Albanel) será juzgada por las visitas a los museos los días gratuitos o el mercado de películas francesas. El de educación, por el número de escolares que abandonan los liceos. El primer ministro, François Fillon, analizará el trabajo de cada uno de sus ministros trimestralmente. Con el saludable ánimo de la “cultura del resultado” y tres grandes objetivos (pleno empleo, crecimiento económico y saneamiento de las cuentas públicas), el gobierno vecino pone en marcha un extraño mejunje de evaluación del desempeño, dirección por objetivos y estadísticas varias. Poco que ver con las empresas ganadoras. Eso sí, coherente con su obsesión de salir en la foto. Como escribió el más prestigioso de los estadistas franceses (al menos en su país, porque aquí le dimos “sopas con honda” hace 200 años), Napoleón Bonaparte: “De lo sublime a lo ridículo sólo hay un paso”.