La biología del desempeño

Mañana acaba la primera edición del MPA (Executive MBA con la P de Personas) y como broche de oro está impartiendo este fin de semana Silvia Damiano (Silvia Molina). Se trata de una extraordinaria consultora argentina que lleva muchos años afincada en Sydney, Australia, y que tuve el placer de conocer en Johannesburgo en el Encuentro Mundial de Inteligencia Emocional (10-12 de septiembre de 2007), donde dio una conferencia sobre The Emotional Ride (El viaje emocional). Dado que queríamos que el MPA fuera verdaderamente internacional, le pedimos a Silvia que se convirtiera en uno de los profesores del Master. Es las últimas cinco semanas ha estado/estará en Argentina, Colombia, España, Alemania y la India antes de volver a Australia.

Silvia Damiano dirige Blip Group (www.blipgroup.com), una consultora hermana especializada en Desarrollo Organizativo, con una metodología muy innovadora: el trébol de cuatro hojas: Experiencia, Flexibilidad, Creatividad y Diferencia. Está especializada en aprendizaje a través del desarrollo de la inteligencia emocional. Según Gina Hadju, responsable de formación y desarrollo del Institute of Chartered Accountants, “Silvia Damiano es el genio creativo tras el Blip Group, la compañía con el enfoque más fresco al aprendizaje de adultos que he visto nunca. Los productos que ella diseña son divertidos, experienciales, sólidos. He visto momentos de aprendizaje profundo en sus talleres que no creía posible en personas de cierta edad”.

En su página web puede leerse el artículo El cambio personal lleva al cambio cultural, que Silvia Damiano publicó en la revista Training & Development (abril del 2007). Relata la experiencia de cambio en el Westpac Bank. Según Michelle Novis, del mencionado banco australiano, “iniciar un cambio cultural no es cosa de una única acción. No se puede cambiar una cultura sólo a través de la formación. Necesitas crear un contexto que ayude a las personas a aprender y a crecer. El programa de formación ha de ser apoyado por muchas otras intervenciones. En Westpac hemos introducido los comportamientos como medida clave en la gestión del desempeño, directamente ligada a la retribución variable. Hemos lanzado el concepto de “Vivir nuestros valores” a través de la comunicación, la inducción y la educación. Creemos firmemente en la importancia de crear un entorno laboral equitativo y diverso”. Silvia Damiano nos cuenta en el artículo que, desde su experiencia, “la transformación cultura sólo es posible si todas las personas, incluyendo el primer ejecutivo, se implican en el proceso”. Herramientas como el feedback de 360º permiten incrementar la “escucha estratégica” en la organización. Otras conductas dañinas, como la dilación, la incapacidad para expresar las propias ideas, la evitación en la toma de decisiones o el exceso de control se reducen o eliminan desde la evaluación del desempeño y el desarrollo a través del modelo del trébol: Inteligencia racional (conocimientos y habilidades, que conocemos como Aptitud), Inteligencia emocional (Actitud), Inteligencia cultural (Sinergias) e Inteligencia espiritual (Valores).
Otra particularidad del Blip Group es que miden la rentabilidad para la empresa cliente de los programas de desarrollo que emprenden.

Silvia ha impartido hoy en el MPA La biología del desempeño. Está basado este concepto en La biología de las creencias, del profesor Bruce Lipton (biólogo celular, profesor de Stanford, autor de un excelente libro con ese título). Un libro imprescindible en estos momentos.

Taika Ramé explica en su blog Ser siendo el 12 de septiembre de 2008 que
“La epigenética está ahora en voga, se trata de toda una corriente de la biología que estudia la influencia del medio ambiente y las condiciones exteriores sobre los genes, el ADN humano. Epigenética significa literalmente, “control sobre la genética”; estos estudios han revolucionado la manera en que los científicos pensamos que está controlada la vida. ¡Los genes NO son nuestro destino! Las influencias del medio ambiente, incluyendo la nutrición, el estrés y las emociones, pueden modificar los genes, sin cambiar la secuencia básica del ADN, y más asombroso aún, estas modificaciones pueden pasar a las nuevas generaciones.” Y resume su propuesta a partir de El genio en tus genes, de Dawson Church.

En 1982, Lipton comenzó examinando los principios de la física cuántica y cómo se integraban a su entendimiento de los sistemas de procesamiento de información de las células. Produjo una serie de estudios innovadores sobre la membrana celular, que revelaron que esta capa externa de las células es un homólogo orgánico de un chip de computadora, el equivalente celular del cerebro humano. Sus estudios en la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford entre 1987 y 1992 revelaron que el medio ambiente, el cual opera a través de la membrana celular, controla el comportamiento y la fisiología de la célula, apagando y encendiendo a los genes.
Estos estudios en conjunto con otros llevados a cabo por más científicos dieron origen al nacimiento de la Epigenética, conectando los campos que estudian la mente con los que estudian el cuerpo humano. Aplicó un concepto básico de la física cuántica al campo de la biología celular, se trata de que “el universo cuántico es un set de probabilidades susceptible a los pensamientos del observador”. Mientras que la biología celular tradicional se ocupaba de las moléculas físicas que controlan la biología, Lipton se centró en los patrones químicos y electromagnéticos a través de los cuales la energía en la forma de nuestros pensamientos y creencias pueden afectar nuestra biología, incluyendo el genoma humano.
Sus descubrimientos indican que la mente controla las funciones del cuerpo y eso implica que nuestros cuerpos pueden ser modificados a medida que cambiamos nuestra manera de pensar. Nuestras creencias interactúan con la infinitud de probabilidades del universo cuántico, y éstas afectan las células de nuestros cuerpos, contribuyendo a la expresión de diferentes potenciales genéticos.
El mecanismo descrito funciona así: Existen proteínas que están a ambos lados de la membrana celular. Las proteínas de la superficie externa de las células son receptivas a las fuerzas externas, incluso a los cambios bioquímicos en el cuerpo producto de los diferentes tipos de pensamientos y emociones. Estos receptores externos afectan a su vez a las proteínas internas de la célula, alterando su estructura molecular. Los dos tipos de receptores funcionan como un enrejado que se puede contraer y expandir. El grado de expansión determina el tamaño y la forma de las moléculas -llamadas proteínas emisoras- que pueden pasar a través de dicho enrejado. Las proteínas juntas, el complejo receptor-emisor por sí mismo, actúa como un suiche molecular, aceptando las señales del ambiente celular que “desenvuelven” el ADN, desactivando la “funda” de proteínas que lo cubre.
A diferencia de lo que se creía hasta hoy, los descubrimientos de Lipton indican que el ADN no es precisamente el que controla la biología de las células sino precisamente esta funda de proteínas que lo cubre, y que es la responsable del encendido o apagado de los genes. Y esta funda depende más de las señales del medio ambiente que se dan afuera y adentro de la membrana celular, que de la información genética en sí misma.

Por tanto:
1. Las células tienen MEMORIA. Aprenden a través de la experiencia, de su contacto con el medio que las rodea, y luego guardan una memoria que les permite adaptarse mejor y anticiparse a los cambios en las condiciones. Es decir, son INTELIGENTES. ¡Esta memoria incluso se mantiene intacta en las células de los órganos donados!
2. Las células sin genes (células enucleadas, les quitan el núcleo donde está el ADN) aún presentan cierto control “inteligente” de sus procesos, es decir que el ADN no controla su biología ni el núcleo es el cerebro de la célula como se había creído hasta ahora. Se ha descubierto que el verdadero cerebro de la célula está en su membrana, quien convierte las señales ambientales en comportamientos que permiten la supervivencia de todo el cuerpo humano; somos un conjunto de células.
3. Estudios del genoma han indicado que los seres vivos comparten sus genes no sólo entre individuos de la misma especie -a través de la reproducción y que luego pasan los genes a sus hijos- sino entre individuos que no son de la misma especie. Esto ha sido una adaptación evolutiva para aumentar la supervivencia de los seres vivos en el planeta ya que los genes son memorias físicas de las experiencias aprendidas por todos los organismos vivos.
4. Los peligros de la ingeniería genética y de los alimentos transgénicos saltan a luz con estos nuevos descubrimientos ya que la modificación de los genes de un tomate -por ejemplo- no se detiene con los tomates sino que altera la biosfera entera de maneras incontrolables. Se sabe que cuando un humano ingiere un alimento modificado genéticamente, los genes artificialmente creados de dicho alimento se transfieren dentro de las bacterias benéficas de su intestino y modifican los genes de dichas bacterias. ¡Luego nos asombramos porque existe tanta gente alérgica o intolerante a alimentos como el trigo, la avena, el arroz, la leche, que han sido el sustento nutritivo de la humanidad durante siglos! ¿Por qué antes sí se podían comer y ahora no?
5. La medicina está en guerra con los microorganismos ignorando el hecho de que muchas BACTERIAS son IMPORTANTES para nuestra salud. Por ejemplo, las bacterias que viven en el estómago son esenciales para nuestra supervivencia. El uso de los antibióticos es nocivo para la salud porque son ASESINOS INDISCRIMINADOS, matan eficientemente tanto a las bacterias que son necesarias para sobrevivir como a las bacterias malas que deterioran tu salud.
6. Se ha demostrado que la evolución de los seres vivos depende más de la interacción entre las especies que de la interacción entre los individuos de una misma especie. En otras palabras, si el ser humano quiere sobrevivir tiene que ocuparse también de su relación con los otros seres vivos del planeta tierra y no sólo entre los humanos.
7. El mundo natural experimenta hoy el sexto mayor evento de extinción de su historia. En esta ocasión, la causa no es extraterrestre -como el famoso meteorito que produjo la extinción de los dinosaurios- sino es por la acción de uno de los organismos animales que habitan la tierra: EL SER HUMANO.
8. Los científicos que siguen a Darwin están cometiendo los mismos errores que él. Su problema es que subestiman al medio ambiente y le han dado más importancia a la determinación genética, es decir, a la creencia de que los genes controlan la biología humana. Esta falsa creencia no sólo ha causado que el dinero para las investigaciones se invierta más en ese campo equivocado sino que también ha cambiado la forma en que nosotros pensamos acerca de nuestras propias vidas. Cuando tú crees que los genes controlan tu vida tienes una excusa para considerarte víctima de tu propia herencia.
9. Hay enfermedades que sí son causadas por un gen, pero los malestares humanos producidos por un solo gen, equivalen a menos del dos por ciento de las que sufre la población mundial. La mayoría de la gente viene a este mundo con genes que deberían permitirles vivir una vida feliz y saludable. Las dolencias más comunes actualmente como la diabetes, la enfermedad del corazón y el cáncer no son el resultado de un solo gen sino de la interacción entre múltiples genes y sobre todo de los factores medio ambientales.
10. Constantemente los medios de comunicación y la gente en general confunden el significado de dos conceptos diferentes: correlación y relación causa-efecto. Correlación significa que una “cosa” está ligada a una enfermedad determinada, mientras que una relación causa-efecto implica que esa misma “cosa” controla directamente la enfermedad. Por eso se ha pensado que la mayoría de las enfermedades tienen una causa genética [hereditaria] y que por tanto no podemos hacer nada para defendernos de ellas o para curarnos; las personas viven en un constante miedo esperando el día en que sus genes actúen contra ellos y se enfermen mortalmente. El cáncer es un buen ejemplo.
11. La idea de que los genes controlan la biología humana es una suposición que NUNCA ha sido probada, por el contrario, ha sido rebatida por las últimas investigaciones epigenéticas. El control genético se ha convertido en una metáfora de la sociedad, queremos creer que los ingenieros genetistas son los nuevos “magos” médicos que pueden curar enfermedades y también lograrán crear nuevos Einstein y Mozart para la humanidad. Pero una metáfora no es una verdad científica, allí está el problema estructural.
12. Los organismos vivos se distinguen de los novivos porque se pueden mover; son animados. Entender la naturaleza de la vida debe pasar por entender primero cómo las proteínas terminan generando movimiento a la célula; el secreto de su movimiento está también en las cargas electromagnéticas de las proteínas que son las responsables del movimiento-comportamiento generado, no el ADN como se ha pensado hasta ahora. En el cromosoma, el ADN forma el núcleo, y las proteínas cubren el ADN como una funda. Cuando los genes están cubiertos por esta funda de proteínas, su información NO puede ser leída. Esto indica que la presencia o ausencia de dicha funda proteínica es la que realmente CONTROLA la actividad de los genes, y las proteínas están a su vez controladas por las señales del medio ambiente. Somos entonces más dependientes del medio ambiente que de los genes, eso pone al medio ambiente en PRIMER LUGAR de importancia. Con la ayuda de las nuevas ciencias y sus avances hemos pasado de una teoría que le daba primacía a los genes a una nueva que se la da -y dará cada vez más- al medio ambiente.
13. El proyecto del genoma humano ha encontrado resultados sorprendentes; se pensaba que a cada proteína le correspondía un gen por lo que esperaban que el genoma estuviera compuesto por 120.000 genes y encontraron que sólo consistía en aproximadamente 25.000. ¡Más del 80% del ADN que esperaban los científicos NO existe! El concepto una proteína-un gen era la piedra angular del determinismo genético durante mucho tiempo y se ha descubierto que es una hipótesis falsa. El proyecto genoma humano ha logrado poner sobre la mesa de discusión que la evolución de las especies desde las más simples hasta el humano no se logró usando más genes, sino a través de la interrelación genética entre organismos [entre especies]. Ya no se pueden usar los genes para explicar por qué los humanos estamos en el tope de la cadena evolutiva ni tampoco para explicar por qué nos enfermamos, cómo nos comportamos, etc.

Lo que ha hecho Silvia Damiano, de manera genial, es llevar las ideas de Bruce Lipton y la epigenética al campo organizativo, al terreno empresarial. Formidable.