Siempre ganan los mejores

Siempre ganan los mejores. Ése ha sido el titular de portada del Marca de hoy (refiriéndose al alirón del Barça, a la tercera liga consecutiva del Manchester United de Cristiano Ronaldo y al “scudetto” logrado por el Inter de Milán de Mourinho). Estoy de acuerdo. No se sabe si antes o después (misterios de la física del caos), pero los mejores acaban ganando.

Lo que tenemos que saber es a qué juego estamos jugando (la “lógica de la industria”, que diría Ferrán Soriano). Por ejemplo, el festival de Eurovisión celebrado anoche. Eduardo Mendicutti, en El Mundo, se hace eco de las declaraciones de la revista Tetu –la Zero francesa-, según la cual “Eurovisión es un gay pride que dura tres horas, una bizarra fusión de lo drag y de lo kistch y musculocas, una versión multitudinaria de la película Priscilla, reina del desierto”. Y añade: “El Festival de Eurovisión ha sido gay desde siempre, sólo que durante los tiempos gloriosos de France Gall, Cliff Richard, Massiel, Raphael, o todos aquellos saludables baladistas irlandeses que ganaban sin parar, el Festival estuvo en el armario. La gran salida del armario de Eurovisión se produjo cuando lo ganó, para Israel, la transexual Dana Internacional. A partir de ahí, desatados los países del Este, vinieron ediciones más heteros y predecibles, y hay que reconocer que lo menos gay que le ha sucedido jamás al Eurofestival ha sido el insoportable Chikilicuatre. Menos mal que, con cierto convencional buen gusto –tantos violines estonios- y una Dita von Teese más que neutralizada por su cantante, ha vuelto el voto entendido y, además, el ruso que ganó el año pasado e inauguró el cotarro con el Circo del Sol, Dilan Biba, corría como Kate Moss; el lituano era como Celia Gámez cantando Pichi, Noa y la otra recrearon a una especie de Gertrud Stein y Alice B. Toklas pacifistas; el bielorruso de Noruega parecía sacado de un casting de Cadinor, la productora de porno gay refinado; la ultrasexy ucraniana a mí me recordaba algo a La Veneno; tanto la turca como nuestra Soraya, cada una en su estilo, llevaron un cierto aire de travestis hiperfemeninos; los chicos de Croacia y Bosnia Herzegovina serían buenos modelos de Bruce Weber; y ¡ese griego!... Con semejante elenco, cualquiera mínimamente perspicaz sabía quién ganaría este Eurovisión: la visibilidad gay. Pese a quien pese, incluido Moscú”. A mí me quedó claro que, si de verdad en ese festival ganaran los mejores, ayer hubiera sido la noche del Reino Unido, con una canción compuesta e interpretada al piano nada menos que por Andrew Lloyd Weber. Eso es talento y lo demás divertimentos para un programa de sábado.

Los periódicos se han referido hoy con profusión a un ganador: el “coach” del F. C. Barcelona Josep Guardiola. El País se pregunta ¿Quién es Pep? Joseba Elola recuerda que el 4 de septiembre de 1984, cuando tenía 13 años, el fútbol se lo llevó de casa. Un cuarto de siglo después, no lo ha devuelto. En ABC, E. Yunta reconoce en Guardiola “el triunfo de la convicción, el triunfo de un estilo que ha mantenido a rajatabla desde que diera el triple salto del filial al primer equipo”. En el mismo periódico, Luis Martín entrevista a Xavi, que declara: “Guardiola se merece un 10”. El Mundo comenta que se trata del entrenador más joven de la historia en ganar un campeonato de vida: “El triunfo de la pasión”. El noi de Santpedor tiene 37 años y una obsesión enfermiza por el trabajo (con el que disfruta como con ninguna otra cosa). Desde 1945, con Samitier, ningún entrenador nacional había ganado la liga con el Barça. “Nació con botas y una pizarra”, escribe Francisco Martínez en La Razón. Sabemos que el talento no es innato: se forja, a lo largo de estos 25 años como jugador y entrenador.

Segundo gran tema: el modelo económico. El País Negocios titula Es la hora del cambio, vale, ¿pero cómo? J. P. Velásquez-Gastelu escribe que el futuro productivo de España debe apoyarse en la innovación, la educación y la calidad. “No sólo debe haber gente bien formada y capaz de innovar, sino empresas capaces de contratar a esos profesionales y de hacer fructíferas esas innovaciones” (Alfredo Pastor, IESE). Según el Colegio de Economistas, los sectores que han de tomar el relevo a la construcción han de ser la biotecnología, la aeronáutica, los servicios avanzados, la salud, las energías renovables, el metal, la agroalimentación, la química…”El nuevo modelo productivo ha de girar en torno a cuatro ejes: la innovación, el conocimiento, la internacionalización de las empresas y la sostenibilidad” (Valentí Pich). “Es inadmisible que uno de cada tres escolares haya fracasado antes de cumplir los 15 años, y que la mitad de los universitarios no acabe la carrera” (Mauro Guillén, Wharton). Debe arraigar una cultura de la calidad (de la excelencia, diría yo) y conseguir que vuelva parte del talento nacional que vive y trabaja fuera.

En el mismo diario, Antón Costas (Catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona) se pregunta: “¿Cómo lograr mejorar la innovación y la productividad del modelo que tenemos? El problema no son los salarios. Una economía donde más de los empleados ganan menos de mil euros no tiene un problema salarial. Tampoco está en las ayudas públicas. Gastamos mucho en bonificaciones a la contratación y demasiado poco en formación de los trabajadores.” En la parte de carreras y capital humano, Borja Vilaseca nos enseña que “los avances más vanguardistas nacen del cambio de mentalidad de los trabajadores”.Sí, la innovación surge de alcanzar la madurez organizativa.

Dos buenos ejemplos: Abengoa (página entera en El País Negocios), creciendo en beneficio el 17’3% en el primer trimestre de 2009, que contabiliza dos años de trabajo en pedidos. ¿Qué está detrás de Abengoa? El talento –individual y colectivo-, sin duda. Y Danone. En El Mundo Mercados, Dani Cordero escribe sobre Daniel Carasso, hijo de su fundador: “La crisis dará lugar a una nueva forma de hacer las cosas y de entender las empresas”. Grandes oportunidades. En el mismo periódico, el ex ministro Jordi Sevilla escribe en el artículo Ordenadores, ladrillo y mucho talento: “Nuestra principal ventaja competitiva sobre los que basar los incrementos de productividad es el talento de nuestros ciudadanos, y de manera especial, de los más jóvenes. Talento que se puede aplicar a mejorar la construcción de carreteras, variar la oferta turística, elaborar alimentos sanos y atractivos, crear empresas de energías alternativas o desarrollar técnicas que ahorren consumo de agua o reduzcan las emisiones de CO2.” El asunto es quién atrae, fideliza y desarrolla ese talento. Tenemos un grave problema de calidad directiva (de hecho, el que la preocupación de muchos empresarios y directivos sea abaratar el despido es síntoma de ello). Mi amigo Fernando Trías de Bes publica pasado mañana El hombre que cambió su casa por un tulipán. Con el ejemplo de la crisis de los tulipanes en Holanda (1636-1637), el autor nos habla del “síndrome del necio”: exceso de confianza, gula, envidia, codicia…

Tercer tema: el sexo. El Mundo pregunta en su Magazine a 100 españoles destacados sobre el tema. Guillermo Abril, en El País Semanal, escribe sobre El sexo en los tiempos revueltos: “Un estado de ánimo ansioso depresivo no es compatible con una buena relación sexual, y esto se convierte en una espiral negativa, porque el sexo es una poderosa fuente de bienestar”. En La Razón, El Nuevo Destape de los españoles. El periodista David Barba ha preguntado por el asunto de Alfredo Landa a Victoria Vera, de Fraga a Carrillo, de Jesús Vázquez a María José Cantudo…De las dificultades del franquismo al exceso de publicidad. En la revista XL Semanal (con el ABC), una frase de Alfred Hitchcock, “busco damas que se transformen en fulanas en el dormitorio. Si el sexo es llamativo y evidente, no hay suspense”.

Y me quedo con tres frases más. Un par de ellas del pintor Miquel Barceló: “Vivimos en una era de incertidumbres. Sólo quedan el arte y la poesía como cosas esenciales en este mundo huérfano de certeza” y “El arte es como pelar una cebolla; cada vez, te acercas más al corazón”. Y otra de José Antonio Marina, sobre el plan revolucionario de lectura de Hugo Chávez: “El Plan fracasará, porque la historia nos dice que todos los intentos de adoctrinar a la ciudadanía han fracasado. Pero mientras fracasa producirá ignorancia, injusticia y víctimas”.

Hoy he visto la película alemana Un conejo sin orejas (Keinohrhasen), una comedia romántica con muy buenas críticas, escrita, dirigida y protagonizada por Til Schweiger. Elegante, con estilo, pero me he aburrido como una ostra. Para mí, la parte cómica no funciona y lo romántico es muy predecible. Un pequeño fiasco.

Mientras leía la prensa del día, he estado escuchando-viendo el DVD de The concert de Barbra Streisand en Los Ángeles en el 94. Me quedo especialmente con su canción Ordinary Miracles:( www.youtube.com/watch?v=bDST8obBfjQ)

Change can come on tiptoe
Love is where it starts
It resides, often hides
Deep within our hearts
And just as
Pebbles make a mountain,
Raindrops make a sea,
One day at a time
Change begins with you and me,
Ordinary miracles
Happen all around,
Just by giving and receiving
Comes belonging and believing,
Every sun that rises
Never rose before,
Each new day leads the way
Through a different door,
And we can all be quiet heroes
Living quiet days,
Walking through the world
Changing it in quiet ways,
Ordinary miracles
Like candles in the dark,
Each and every one of us
Lights a spark,
And the walls can tumble
And the mountains can move,
The winds and the tide can turn,
Yes, ordinary miracles
One for every star,
No lightning bolt or clap or thunder
Only joy and quiet wonder,
Endless possibilities
Right before our eyes,
Oh, see the way a miracle multiplies,
Now hope can spring eternally
Just plant it and it grows,
Love is all that’s necessary
Loving, it’s extraordinary
Why,
Makes ordinary miracles every blessed day.

Sí, en la vida siempre ganan los mejores.