La exigencia y la cercanía

Jornada Randstad en ESIC Pozuelo, sobre Cómo debemos adaptar el estilo de dirección a la gestión del talento en el próximo decenio. He tenido el honor de hablar sobre la Gestión del Talento en estos momentos de incertidumbre. En este “cambio de época” necesitamos más que nunca una Estrategia (Cuadro de Mando Integral, Océnos Azules), un Diseño Organizativo coherente (ubicación del Talento, sentido de la responsabilidad), Sistemas de información y comunicación (para generar Reputación Corporativa Interna y Externa), Valores compartidos (vividos cotidianamente, no sólo enunciados), Perfiles de Talento (para “poner en valor lo que los profesionales saben, quieren y pueden hacer”), un Estilo de Liderazgo versátil y eficaz (a todos los niveles de la organización) y un Clima de satisfacción, rendimiento y desarrollo. Posteriormente, han intervenido directivos de Google y LG, para contarnos sus experiencias de éxito. Ha sido un placer compartir con más de 150 profesionales estas reflexiones. Gracias, Felipe, Joaquín, Ugo y a todo el equipo que lo ha hecho posible.

En el café, un empresario al que conozco de hace muchos años (que fue directivo de una multinacional y decidió hace una década emprender por su cuenta, generando más de 3.000 puestos de trabajo) me ha comentado que desde su experiencia, aunque practica voluntariamente el “liderazgo humanista”, se ha dado cuenta de que si fuera más duro, le irían mejor las cosas, ganaría más dinero y su empresa crecería más. No está en su naturaleza ni en su voluntad comportarse así, pero “yendo de bueno” algunos de sus colaboradores le toman por el pito del sereno y se aprovechan. Ha probado lo del tándem (poli bueno – poli malo), pero esos mismos colaboradores se acercaban a él y “puenteaban” al otro…

Lo que dice Carlos es muy razonable. Hay personas que se aprovechan de la cercanía y conviene evitarlas, lo que no es fácil. No todo el mundo comprende la cercanía unida a la exigencia. ¿Qué puede hacer entonces? Potenciar la Dirección por objetivos (para lograr los objetivos no hay excusas) a todos los niveles, para favorecer la responsabilidad y el verdadero equilibrio de vida personal y profesional, potenciar los equipos (desde la exigencia) y “cuidar” a los empleados, pero no mimarles. Siempre agradeceré a Ima Puig, la que fuera psicóloga del F. C. Barcelona y experta en empresa familiar, que me abriera los ojos en la distinción entre mimar (no hay límites) y cuidar a las personas (hay reglas de juego, compartidas y asumidas; por tanto, sobrepasar los límites conlleva una consecuencia prevista).

Nadie dice que el Liderazgo sea fácil. Es cuestión de reflexionar, descubrir, experimentar, practicar, practicar y practicar. La alternativa, el miedo, la rutina, el aburrimiento, el poder sin autoridad moral y el control como desconfianza, es un horror. Merece la pena generar un clima satisfactorio y de alto rendimiento, porque supone casi la mitad de los resultados y hace que las personas sean felices, que es lo que merecen.