El Barça, la malla y la locomotora turca

Esta mañana hemos ido Zoe y un servidor a ver a las 12.15 h “El diario de Greg 2. La ley de Roddick”. Zoe es una gran lectora de “El diario de Greg” (tiene los cinco libros), la popular serie de libros para niños de Jeff Kenney de la que ha vendido 43 millones de ejemplares. Kenney es además el productor de la película, que según mi hija es muy fiel al texto. Una cinta muy entretenida para niños de alrededor de 10 años.

Antes, hemos estado desayunando en el VIPS del Palacio de Hielo. La portada de la revista Newsweek del 13 de junio es: Barça! The best football team ever? (¡El Barça! ¿El mejor equipo de fútbol de la historia?) con una gran foto de “Los Mosqueteros” manteando a Guardiola tras conseguir la última Champions. En su artículo en el interior, Jimmy Burns habla de los cánticos del 28 de mayo tras la victoria: “¿Por qué, por qué, por qué, por qué?” (las preguntas retóricas de Mourinho) y cita a Simon Barnes (London Times): “todos los aficionados al fútbol se han vuelto críticos de ballet para aplaudir el estilo de juego que alcanza una dimensión estética que merece admiración, además de por letal, por el propósito de alcanzar la victoria”. El estilo de La Masía, con la incorporación de cuatro internacionales: Dani Alves (Brasil), Éric Abidal (Francia), Javier Mascherano (Argentina) y David Villa (antes en el Valencia). A este equipo se le compara con el United del 89-90, con el Real Madrid de Di Stefano, con el Dream Team del 92, con el Milan de Sacchi… Cuando se le pregunta a Guardiola sobre el particular, Pep contesta: “No vi el Ajax de Cruyff, ni el Madrid de Di Stefano ni el Santos de Pelé. Pero dentro de 10 o 15 años, la gente nos recordará por el juego que practicamos hoy, y eso me hace muy feliz”.

En la misma publicación, una interesante entrevista al economista de Stanford Michael Spence: “Creo que hay demasiado énfasis en el crecimiento. Tendemos a pensar que el empleo es empleo, y no nos preguntamos: ¿Es éste un empleo que merece la pena? La investigación demuestra de una forma clara que las nociones típicas de felicidad –más es mejor- no se corresponden realmente con lo que las personas piensan y sienten”. Un reportaje sobre “El milagro de Chrysler”: cómo un italiano (Marchionne), que usa polo negro en verano y suéter negro en invierno, ha salvado a este icono de Detroit. Y los 10 artistas más importantes de la actualidad: Gillian Wearing, Christian Marclay, Marjetica Potre, Artur Zmijewski, Tacita Dean, Sophie Calle, Francis Alÿs, Jeff Wall, Jeff Koons (el creador de Puppy) y Damien Hurst. He de reconocer que sólo conocía a estos dos últimos.

En El País, Juan Carlos Sanz desde Ankara comenta que “Erdogan tira de la locomotora turca”. La economía de ese país creció un 9% en 2010, y el primer ministro tiene relativamente fácil la reelección mañana. El desempleo es del 11’9% y la inflación, por debajo del 5%. España es el 8º proveedor (3.753 M €) y el 8º cliente mundial (3.063 M €). Les compramos sobre todo prendas de vestir (29% de las importaciones españolas) y les vendemos componentes para el automóvil (28% de las exportaciones). La renta per cápita se ha triplicado desde 2002 que llegó Erdoyan.

De Actualidad Económica de junio, me quedo con una entrevista de Rubén Nicolás al premio Nóbel 1994 John Nash: “No creo en el futuro del dólar. La política de la Reserva Federal carece de principios y de utilidad”. “No sé cuál es la política monetaria de EE UU. Tanto Bernanke como Obama están distraídos”. “El euro tiene algo más de futuro porque su germen fue el marco alemán, que se caracterizó por su estabilidad”. “No creo que se expulse a algunos países de la Unión Monetaria. No existe un mecanismo para hacerlo”. Junto a la revista, un Dossier sobre Formación de Directivos y Estudiantes. El artículo que me parece más interesante es el de Marta Gª Aller (una periodista que escribe de maravilla): “¿Puede un coach ahorrarle el Máster?” Marta responde: “Si quiere aumentar sus conocimientos o enriquecer su currículo,no. Pero en otras ocasiones estos mentores pueden hacer por su carrera más de lo que se imagina… siempre que sepa elegir”. La autora del reportaje tiene la amabilidad de citarme en varias ocasiones, y al libro “¿Por qué necesitas un coach?”. También opinan Miguel Sarrión (Peoplematters): “Cuando una empresa contrata un coaching para un directivo no suele ser por sus carencias, también es porque le ve potencial de desarrollo y apuesta por él. Es una manera de mimar a sus directivos clave” y a Vivian Acosta (Norman Broadbent): “Hay mucho freelance de coaching de tipo psicológico, sin metodología empresarial, que yo no recomendaría a altos directivos”.

Hemos comido con mis padres en un restaurante gallego, Espazo Enxebre (de María de Molina) para celebrar sus 50 años de casados. Un sitio estupendo, con un producto exquisito.

Y por la tarde, he estado leyendo La malla, de Lisa Gansky. Recomendado por Seth Godin y Daniel Pink, dos grandes expertos de los que me fío. Lisa se refiere a las plataformas para compartir. La malla (the mesh) son comunidades donde se comparte el talento y los espacios para trabajar. En el texto se comentan decenas de ejemplos empresariales (y se incluye un directorio con más de 1.000 “mallas” en la red). Compara el ocaso de General Motors, en tiempo la mayor empresa del planeta (“Lo que es bueno para GM es bueno para el país”, Charles Wilson, CEO, 1953), quebrada en 2008, con éxitos como Zipcar (crecimiento del 30% en 2009). Es una empresa malla próspera, que utiliza el IT para compartir coches. Y cumple los cuatro requisitos de la malla: compartir, IT, comunidad y recomendación por WOM (boca a boca, redes sociales). “La malla es mucho más que la suma de sus partes”, porque “cuando la información sobre los productos se comparte, el valor de dichos productos aumenta, para las empresas y para la comunidad”.

Se necesitan “lentes malla” (modelo mental de generosidad) para artículos de coste elevado que se usan con menos frecuencia. Es el momento de esta plataforma por la desconfianza en las empresas convencionales, por el cambio climático y la escasez de recursos naturales, por la densidad urbana y el crecimiento de la población mundial. Las mallas aprovechan el “círculo virtuoso de la confianza”: averiguar, probar, actuar, implicar. Depurar y repetir. Es el “poder de pull” (John Hagel, John Seely Brown y Lang Davison), de tirar y no de empujar. Son un fenómeno social que despega, por el “efecto comisario” (Steven Addis): “No es tu poder como consumidor lo que aterroriza a las empresas. Es tu influencia en millones de otros consumidores como comisario. Un comisario con recursos ilimitados para investigar productos, elaborar críticas para otros y revelar falsedades. Un comisario con capacidad para transmitir a gran escala, y un comisario con la credibilidad que las empresas casi han perdido”.

El “diseño malla” ha de ser para toda la vida, no de usar y tirar. Que permita la adaptación, la reparación, el perfeccionamiento y el reciclaje. Como un Montblanc o un Rólex, con un diseño modular y sostenible. “La Tierra es la plataforma compartida definitiva”.

Las mallas despiertan simpatía por la desconfianza en las empresas de toda la vida, por reconsiderar lo que es valioso, por la densidad de población, por las redes de información (Talento, Tolerancia, Territorio y Tecnología, en el lenguaje de la “clase creativa” de Richard Florida) y por el cambio climático. Es un gran ejemplo de “Reset” o “Reinicialización”. Una nueva era. “Los jóvenes quieren evitar ser esclavos de los objetos materiales que tienen atrapados a sus padres” (Michael Bardley, psicólogo de adolescentes, en USA Today).

“La malla ofrece más oportunidades de ganarse la confianza de un cliente, y más ocasiones de ponerla en peligro”. Para ganar confianza, decir qué hacemos, usar pruebas, hacer lo que decimos, deleitar constantemente a los clientes, aprovechar las redes sociales y profundizar, valorar la transparencia y proteger la privacidad, enfrentarse a la publicidad y a los comentarios negativos de inmediato y con habilidad. “¡El placer se contagia!”.

La malla es un ecosistema, como la naturaleza, que aborrece el vacío (nichos de mercado), es flexible y adaptable, y usa los “residuos” como alimento. Los entusiastas precoces son grandes aliados.

Para “sembrar la malla”, identificar activos físicos compartibles, saber sobre el cliente, ofrecer una promesa de servicio y saber qué te apasiona. Definir, pulir, crecer. Y “darle un buen abrazo a la serendipia”: “Estas tendencias y la tecnología crean nuevas serendipias cada vez más encantadoras. Igual que éstas se multiplican, lo harán las oportunidades de éxito”. Algunos amigos llamamos a esto SEREMPATÍA.

La malla es un libro excelente, del que se puede aprender mucho. Daniel Pink dice: “Si quiere entender el futuro, e incluso ayudar a que sea próspero, lea este libro”. John Donahoe, CEO de eBay, comenta: “La malla revela claramente el cambio radical propiciado por nuestro conectado mundo. Y la experiencia práctica de Gansky hace que sea real. Es una lectura esencial para cualquier persona que se dedique a los negocios”. Seth Godin, el gurú del marketing, resalta: “Lee este libro, toma notas y ponte en marcha”. Estoy plenamente de acuerdo con ellos. No nos debemos perder las enormes posibilidades de La malla.

Mis agradecimientos hoy a mis padres y a mi hija, con quienes me lo he pasado estupendamente, a Marta, Lisa, Rubén, Juan Carlos y Jimmy. Me habéis aportado mucho.