Euforias peligrosas

Vuelo a Santiago de Compostela a las 8 de la mañana, puntual. Jornada en La Coruña (con un delicioso almuerzo en el Club Financiero con Mar, Cristina y Enrique) y vuelta a Madrid a las 6 (no tan puntual; 45 minutos dando vueltas para aterrizar en Barajas).

En la prensa de hoy leo un interesante artículo del sociólogo Fernando Vallespín, Camps como síntoma: “Algo debe pasar en nuestra vida política cuando un político que está procesado por corrupción y dimite es presentado públicamente como un héroe por su propio partido”. Y concluye: “Camps se nos presenta así como el prototipo del político que construye un perfil público más por la exteriorización de lo subjetivo y personal, lo “íntimo”, que por su actividad política propiamente dicha. Es una forma de individualización o subjetivización de lo público que encaja como un guante en estos momentos de personalización de la política. Ya sabemos que las audiencias prefieren que en nuestro espacio público asomen los vicios y las pasiones privadas que aquello que nos es común como colectividad. Cuando este mismo síndrome se traslada a los políticos, cuando importa más el quién y el cómo se es que el qué se hace –y se les evalúa en consecuencia- hemos dado ya un paso de gigante hacia la despolitización completa”.

Sí, algo pasa en nuestra vida política… a ambos lados de este bipartidismo. 3 páginas más allá, en el mismo diario: “El equipo Obama llega a Madrid para asesorar a @conRubalcaba”. Maravilloso. Elena Valenciano y Jesús Caldera se reunieron ayer en Madrid con Tom McMahon, Jennifer Palmieri, Matthew McGregor, Matt Browne… El periodista L. R. Aizpeolea nos aclara: “Al comité del PSOE le ha interesado menos el perfil hollywoodense y efectista que tuvo la campaña del líder político estadounidense porque no se ajusta al modelo que quiere hacer el candidato Rubalcaba. En ese sentido han informado al equipo de Obama que el plan que están diseñando para su candidato es “más austera, próxima, en la que prime el discurso y las propuestas sobre los efectos especiales, muy ajustada al propio perfil de Rubalcaba”. Vamos, que es como si te reúnes con el equipo de Steven Spielberg para que te asesoren para rodar la versión cinematográfica de “Los santos inocentes”. Formidable.

En la contraportada, Kimio Kase, profesor japonés del IESE casado con una navarra, explica que “En Japón ya no hay líderes”. “A Toyota le pasó cuando en EE UU tuvo el problema con los coches que frenaban mal. Reaccionó tarde. Tepco es la típica eléctrica del sistema, que ganaba mucho dinero con aliada con el Gobierno y reccionó tarde. Sobre el tsunami y la crisis de Fukushima, sentencia: “La tierra es lo último en lo que pierdes la confianza y cuando tiembla ya no sabes a qué atenerte”.

El profesor Kase está a punto de publicar su libro “Asian versus Western management thinking. It’s culture-bound nature”. En Japón se parte de los detalles para construir el cuadro general (método inductivo). En Occidente es al revés (método deductivo). Además, en Asia se usa la experiencia pasada, y por ello en las crisis no responden bien. Como ejemplo de Liderazgo pone a Carlos Ghosn (Renault-Nissan), brasileño hijo de libaneses. “En las empresas japonesas no hay que destacar por listo. Hay mucho líder medio, pero no líderes excelentes”.

Volviendo a la vieja Europa, la foot de Yorgos Papandreu (primer ministro griego), Herman Van Rompuy y Jose Manuel Barroso (UE) es un poema. ¿De qué se sienten eufóricos? Otros 109.000 M € de financiación al país heleno, con un polémico punto de aportación privada al “rescate”. Una bicoca, vamos. Los países anuncian un “Plan Marshall Europeo” para ayudar a Grecia que ni definen ni concretan.

Y Vicente Palacio, director del Observatorio de Política Exterior (Opex) de la Fundación Alternativas, lo llama “El overbooking europeo”.

“Cuando uno llega al mostrador de un aeropuerto y se encuentra con que hay overbooking, pueden pasar dos cosas. Una es que, por un golpe de suerte, acabe sentando en una plaza sobrante en clase business; algo así le pasó a España cuando logró meterse en el club de las 20 economías más poderosas del planeta (G-20). Pero otra, más frecuente, es que te quedes sin volar porque otros han comprado ya tu billete. Esto es lo que le ocurre hoy a la Unión Europea, que no termina de despegar en Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, o el mismo G-20. Los Gobiernos europeos tienen la costumbre de reservar cada uno por su cuenta, lo que da lugar a discusiones interminables en tierra, mientras chinos, brasileños e indios ya se han subido al avión y miran sus relojes con impaciencia.

Sobran europeos y falta más Europa: el Consejo de Seguridad (donde Francia y Reino Unido no sueltan su derecho a veto), el FMI (donde los países europeos acaparan un 32% de las cuotas) o el G-8 (donde hay cuatro europeos y no está China), hace tiempo que se quedaron viejos. En cuanto a la participación europea en numerosos foros, conferencias y cumbres internacionales, que abarcan asuntos como las finanzas, el cambio climático o los alimentos, no marcha bien, en parte a causa de los solapamientos de funciones del presidente Van Rompuy y el comisario Barroso y los vacíos que deja la alta representante Catherine Ashton, quien no puede o no quiere imponerse como vicepresidente de la Comisión. Nadie ha reemplazado aún el hueco que antes rellenaba, mejor o peor, cada presidencia rotatoria en nombre de los Veintisiete en el manejo de los diversos asuntos en las instituciones internacionales.”

Sobra euforia y falta Liderazgo. Precisamente una importante labor de los líderes consiste en evitar la euforia y la disforia (el desánimo), desde el optimismo inteligente, la serenidad y la generación de una ilusión razonable.

Mi agradecimiento hoy a Carolina, Carmen, Armando, Antón, Cristina, Natalia, Mar y Enrique.