Skyfall, Obama a punto de volver a ganar y la supuesta arrogancia de las emociones


Esta lluviosa mañana madrileña hemos ido Zoe y yo a ver Skyfall, la última de James Bond. Me ha gustado, porque está muy bien dirigida (por Sam Mendes, el de American Beauty, Camino a la perdición o Revolutionary road; es el primer director de la saga con un Óscar), cuenta con excelentes secundarios (la gran Judi Dench, Javier Bardem como villano –Raoul Silva, un portugués con pelo a lo No es país para viejos- y Ralph Fiennes; los dos primeros con Óscar y el 3º con un BAFTA), Craig ha crecido como actor y un guión bastante completo, que nos lleva de Estambul (la ciudad favorita de Ian Fleming) a Shanghai o Macao con varias paradas en Londres.
La historia de M próxima a la jubilación y de Bond dado por muerto es una reflexión sobre el poder y la traición –siempre presente en este tipo de cintas-, sobre Gran Bretaña (y por extensión, toda Europa) como museo y sobre “la sombra” en un mundo tan tecnológico y supuestamente tan transparente. Algunas frases que me han gustado: “Ya conoces las reglas. Llevas mucho tiempo en el juego”, “Algunas veces lo antiguo es lo mejor”, “-No es tan malo. –Es un burócrata”. “Todo al rojo. Es el ciclo de la vida”, “Ya no existe la sombra”, “Al final, las ratas solo comen rata”, “Continuas creyendo ciegamente en esa momia”, “No apto: rechazo patológico a la autoridad”, “Estás viviendo entre ruinas”, “Mi hobby es resucitar”, “¿Quién dice que estoy solo?”, “Arrepentirse no es profesional”, “Vemos mundos diferentes”, “Nunca rendirse”, “Es hora de ir un paso por delante, de cambiar de juego”, “Vamos al pasado, donde tengamos ventaja”. En un comité parlamentario, M (Mum, la líder del MI6) cita un poema de Alfred, Lord Tennyson (1809-1892): “Aunque muchas cosas son arrebatadas por el tiempo, otras muchas permanecen; y aunque no tengamos ahora la fuerza que en los viejos dias fue capaz de conmover la tierra y el cielo, seguimos siendo quienes somos…”. 007 continuara, después de 50 años y 23 películas.
Skyfall (“el cielo que cae”) es el nombre de la mansión familiar de los Bond, y también la superstición del fin de los tiempos (o del fin del ciclo, como diríamos los talentistas). Recordemos aquellas historias de Asterix, y el temor de que el cielo cayera sobre sus cabezas (hay quien cree que Skyfall es otro nombre para Londres). Muy coherente con el apocalíptico final de la cinta, que por supuesto no voy a desvelar.  Creo que Skyfall se merece un Cine Fórum Empresarial APD para estas navidades.
“Reinventarse para vivir intensamente” (Patricia Urquiola, diseñadora y arquitecta asturiana). De la prensa de hoy, me quedo con algunos análisis sobre Obama a 48 horas de las elecciones en EE UU: La reválida de Obama, de Antonio Caño (http://internacional.elpais.com/internacional/2012/11/03/actualidad/1351964454_158439.html). La mejoría económica y los avances sociales son sus mejores bazas. “El gran orador ha resultado ser un mandatario frío y distante”; Obama puede estar orgulloso de su balance, del filósofo francés Bernard-Henri Lévy (http://elpais.com/elpais/2012/11/01/opinion/1351775245_424779.html). La esperanza sigue intacta. Más que nunca. Y el combate continúa; Por qué el mundo va con Obama, de John Carlin (http://internacional.elpais.com/internacional/2012/11/03/actualidad/1351968560_873588.html). “Obama pertenece de manera más reconocible al resto del planeta Tierra que Romney; sus valores, siendo más tolerantes, son más inclusivos; vive menos encerrado en aquella estrecha y autosatisfecha isla mental —excepcionalismo americano, la llaman— habitada por su rival y los que votarán por él.”
De Felipe González, UE y China: diálogo necesario: http://internacional.elpais.com/internacional/2012/11/03/actualidad/1351952163_782500.html  “Para hacerlo con la primera potencia ‘emergente’, hay que hacerlo con una sola voz” (Ojalá Alemania escuchara con atención a nuestro expresidente del gobierno). Un gigante disfrazado de enano, de Cristian Delgado (http://economia.elpais.com/economia/2012/11/02/actualidad/1351856927_652345.html), sobre el éxito de los supermercados Día: disparan su beneficio combinando precios ajustados, proximidad y expansión. Enhorabuena a Ana María Llopis, su presidenta.
Y en la tercera de ABC, La arrogancia de las emociones, por el historiador Fernando García de Cortázar, director de la Fundación Dos de mayo Nación y Libertad (http://www.almendron.com/tribuna/la-arrogancia-de-las-emociones/). “A nuestros dirigentes no les debemos consentir que, a causa de su sobreexcitación emocional, prefieran la circunstancia de portavoces de pasiones a la condición de inspiradores de ideas. El verdadero líder político no es que se limita a dar fe del humor de la calle, sino quien introduce el cauce de una razón de Estado a los intereses permanentes y generales de toda una nación”. Todo líder debe marcar la pauta (desde el mundo de las ideas, generando un reto emocional), hacer equipo e infundir energía (ilusionar desde el optimismo responsable). “La calidad de nuestra democracia debe basarse en ese tipo de líderes que no aceptan que nuestras decisiones se midan por la exuberancia de sus emociones, sino por la fuerza tranquila de la inteligencia”, nos dice D. Fernando. Sí, hemos de evitar a los populistas malos gestores, a este lado del Atlántico y en los países hermanos (que en ambas orillas abundan); sin embargo, la inteligencia es también emocional y ejecutiva, no solo racional.

Mi agradecimiento a las grandes líderes (como M, en la ficción –no olvidemos que Bond es un talento, un profesional en lo suyo, pero no un directivo y mucho menos un líder- y como Ana María Llopis en la realidad emocional), a los políticos honestos y no ventajistas, a los buenos historiadores y a los buenos periodistas, que nos informan y nos forman de una manera entretenida. Igual que verdad, bondad y belleza han de unir unidas, lo mismo debe ocurrir con el análisis, la didáctica y la amenidad.