Ayer disfruté mucho tanto de
la larga entrevista que me realizó la escritora y periodista María de los
Ángeles Octavio (me he comprado el libro De
qué va el cuento, una antología con 40 escritores venezolanos, entre ellos
María, y pienso leerlo en este viaje), del almuerzo-conferencia sobre Ser un Equipo con el ejemplo de “La
Roja”, nuestra selección, ante el equipo de dirección de marketing de Sodexo y
en CAVESPA (Cámara Venezolano Española) ante los principales ejecutivos de las
empresas de nuestro país y la embajada de España, sobre “El talento español que
admira el mundo” y cómo cultivarlo (la metáfora del azafrán que empleamos la
Dra. Leonor Gallardo y un servidor en Messi,
Falcao y Cristiano Ronaldo), con los casos de éxito de nuestros
compatriotas Iker Cassillas, Andrés Iniesta y David Villa. Hoy, reuniones con
diversas empresas (y celebración del 63º cumpleaños de Nelson Ríos, mi “hermano
venezolano”) y mañana, mi participación en el III Ciclo de Liderazgo Gerencial,
con un taller de 8 de la mañana a 5 de la tarde.
He estado leyendo Memecracia. Los virales que nos gobiernan,
de la periodista Delia Rodríguez (redactora jefe de El Huffington Post). “¿Por
qué nos seducían los discursos de Steve Jobs?, ¿de dónde salen los montajes del
Cristo de Borja?, ¿por qué triunfó el Gangnam Style?, ¿cómo se eligieron los
iconos del 15-M?, ¿cómo manipula Obama nuestras emociones?”. Todo ello se
explica, escribe Delia, desde la Memecracia, los virus mentales que dominan
nuestra mente.
La autora nos dice en la
introducción que el periodismo se ha convertido en “una industria contaminante
que lanza vertidos a la sociedad” y por eso la profesión es la segunda peor
valorada en España. ¿Qué son los memes? Ideas que saltan de mente en mente. La
palabra la inventó, ya sabes, el zoólogo Richard Dawkins en su libro El gen egoísta (1976). Los memes son a
la cultura lo que los genes a la naturaleza, en cuanto material genético. Los
memes son material de imitación; no necesitan de verdad, de bondad, ni de
belleza necesariamente. Lo que deben hacer es difundir, contagiar, para
sobrevivir. Cada complejo de memes adaptado es un “memeplex” (Susan Blackmore,
2000). Es memeoide (término acuñado por el ingeniero Keith Henson) la persona
cuyo comportamiento está totalmente dirigido por los memes. “La única manera de
aprender y crecer es cambiar nuestro sistema de creencias, cambiar nuestra
programación memética”.
Estamos en “la lucha por la
atención”. Ejemplos: la película catalana El
sexo de los ángeles: 6.000 espectadores en los cines españoles, 400 M de
descargas en China. Una especie de jungla mediática en la que “una buena
historia lo es todo”. Desde Homero a Steve Jobs, las buenas historias mantienen
una serie de constantes: estructura (planteamiento, acción creciente, clímax,
desarrollo y desenlace), arquetipos (Jung) y temas (Joseph Campbell, Las mil caras del héroe). Somos lo que
(nos) contamos. “Programa o sé programad@” (Douglas Rushkoff. Delia cita al Dr.
Paul Zak y sus estudios sobre la oxitocina, para revelar que es imposible no
compartir (“la emocionalidad se multiplica”).
Y de ahí al poder del grupo
(del equipo, me permito añadir, cuando hay una “visión compartida”). Partiendo
de los “seis grados de separación” de Stanley Milgram al número de Dunbar
(150). Facebook intenta ampliar ese “número mágico” con “lazos fuertes” y
“lazos débiles”. ¿Cuál es el factor para que algo se viralice hasta la
extenuación (Cincuenta sombras de Grey,
por ejemplo)? “Una vez sembrado un meme, su comportamiento es imprevisible, y
parece que lo será siempre”. Es la física del caos.
En 2000 se publicaron Liberando los ideavirus de Seth Godin y The tipping point de Malcolm Gladwell.
Conceptos similares desde Nueva York y California que nos hablan de: 1) la idea
pegadiza (Delia cita también a Chip y Dan Heath, con sus ideas que pegan: con
valor social, disparadores, público y valor práctico), 2) los influyentes
(disparadores de tendencias). Atención al libro The inluentials (2003) de Ed Keller y John Berry, en el que señalan
cinco claves: activismo, conexiones, impacto, mentes activas y capacidad para
generar tendencias. El libro incluye un checklist (muy práctico) de lo que debe
tener tu meme para triunfar (26 items).
La segunda parte del libro se
refiere a la Memecracia. Internet lo
ha cambiado todo, porque “es como el alcohol” (Esther Dyson). La única forma de
acabar con un meme es acabar con su portador, aunque no es tan sencillo (se
denomina “efecto Streisand”, por la cantante Barbra Streisand, que denunció a
una web por publicar una foto aérea de su mansión y consiguió que se propagara
aún más). Estamos en “sobrecarga de información” (sonidos, textos, imágenes,
vídeos, gifs animados, webs), con comunidades donde nacen los memes.
“Somos groupies de la
información que nos excita” (Delia pone el ejemplo de Alberto Casillas y el
25-S), de modo que los memécratas lo aprovechan en la política (como casos de
éxito, Esperanza Aguirre o el presidente Obama) o en la empresa (Mercadona), en
la moda, en la publicidad… Desde el Ecce Homo de Borja a PSY y su Gangnam
Style, pasando por los vídeos y fotos de gatitos.
Guerreros de la mente: un
concepto poderoso. El término se acuñó en las páginas de Adbusters en 2000. La
nueva revolución es una “guerra de guerrillas” de la información (Marshall
McLuhan). “El futuro del activismo es el futuro del meme y sus guerreros”.
“Quod me nutrit, me destruit”
(Lo que me alimenta me destruye), dice un tatuaje de Angelina Jolie. En la red,
parece que tod@s somos iguales, “pero también aquí unos son más iguales que
otros”. “Un famoso es una persona con grandes ingresos de atención” (Bernardo
Huberman, HP). Es el “deseo mimético”. Si te conviertes en víctima del meme a
tu pesar, Delia nos propone 9 ingeniosas técnicas: la técnica Bisbal
(empeorarlo), la Calamaro (desaparecer), la Báñez (culpar a otro), la Álex de
la Iglesia (crear una historia de redención), la Alejandro Sanz (invocar una
motivación más elevada), la Pérez Reverte (entregarse a la polémica), la Gerard
Piqué (aprovecharla para su imagen), la Paula Vázquez (fines económicos) y la
Rajoy (no inmutarse). Toda una tipología.
Delia Rodríguez considera que
“los periodistas nos estamos cargando el periodismo”, que está a la deriva de
la meme. En España, entre 2008 y 2013 han cerrado 70 medios y se ha despedido a
más de 10.000 periodistas. “Lo interesante de una crisis es que en realidad
produce un tiempo de serenidad” (David Allen). La clave, nos dice Delia, es
enfocarse y fluir (no puedo estar más de acuerdo con esa “sensación de
fluidez”) para realizar ese “agotamiento del ego”. Como colofón, la autora nos
regala un decálogo para guerreros del meme, que parte de la libertad (los memes
se eligen), de la responsabilidad (sintonizar con los positivos, simplificar) y
de la generosidad (no existe separación entre cuerpo y mente). “Vivir es
atender lo que decide un@, no los demás”.
Gran libro. No sé si lo
habría leído si no me lo hubiera recomendado (y regalado) mi amigo Roger. No
cometas el mismo error que yo. Cómpralo, léelo y estúdialo. Sirve para mucho.
Mi gratitud a Delia y a l@s
periodistas auténtic@s, que aman la verdad, la bondad y la belleza y trabajan
por ellas, activistas que luchan porque este mundo sea un sitio mejor.