Me he levantado esta mañana con el
fallecimiento de Robin Williams. Ha sido Relmi Damiano, desde Australia, la que
lo ha compartido en Facebook. Toda una lástima, porque Robin Williams ha
participado en algunas de las mejores películas de las últimas décadas.
Hijo único de un ejecutivo de la industria
del automóvil, Robin McLaurim Williams no mostró especial interés por la
actuación los 16 años, en 1967, cuando su familia se trasladó a California.
Allí dejó sus estudios de política y se decidió por el teatro. Por casualidad,
ingresó en la Julliard School de Nueva York (allí tuvo de compañero a
Christopher Reeve; una amistad que perduró toda la vida). Volvió a California,
a San Francisco. En 1976 le aceptaron en la primera prueba, y desde entonces,
más de 100 películas.
En la serie de TV ‘Días Felices’ (Monk &
Minky) interpretó a un extraterrestre y se hizo muy popular. Corría el riesgo
de quedarse encasillado en ese papel, así que aceptó protagonizar en el cine
‘Popeye’ de Robert Altman en 1980 (la película no funcionó muy bien, pero su
marca creció). Dos años después hizo ‘El mundo según Garp’, un personaje
difícil, dramático, que resolvió con soltura.
Su gran oportunidad se presentó entre los años
87 y 91, con sendas nominaciones al Óscar por ‘Good Morning Vietnam’ (en la que
interpretaba al soldado y disc-jockey de la radio Adrian Cronauer), ‘El club de
los poetas muertos’ (el inolvidable profesor John Keating) y ‘El rey pescador’
(el vagabundo Parry). Ese 1991, además hizo del Dr. Malcolm Sayer en
‘Despertares’ con Robert de Niro y protagonizó ‘Hook’ de Steven Spielberg con
Dustin Hoffman y Julia Roberts. 40 años y en la cresta de la ola. Su talento
para imitar y poner acento le dio el éxito en ‘Sra. Doubtfire’ (1993) y su versatilidad,
le permitió hacer con solidez papeles dramáticos como el de ‘Retratos de una
obsesión’.
¿Cómo gestionó su carrera profesional a
partir de entonces? Siendo la voz en películas de dibujos animados (Aladdin,
Toys, Ferngully, Happy Feet) y con un papel muy relevante en tres grandes
películas: ‘El indomable Will Hunting’ (ganó el Óscar como actor de reparto)
con Matt Damon, ‘Patch Adams’ y ‘El hombre bicentenario’, basada en el relato
de Isaac Asimov. En 2005 recibió el Premio a la Trayectoria Profesional.
El siglo XXI no le trató demasiado bien
artísticamente hablando. Hizo de Teddy Roosevelt en ‘Noche en el Museo’, de
reverendo en ‘Hasta que el cura nos separe’ y ‘La gran boda’, de Eisenhower en
‘El mayordomo’. La última película que he visto con él es ‘La mirada del amor’
(Annete Benning, Ed Harris), de 2013. Williams interpretaba a Roger, un vecino
de la protagonista, viudo, que estaba enamorado de ella. Un personaje triste
para un final triste. Robin Williams necesitaba de grandes personajes, pero ya
no era su momento.
En los 70 y 80, Robin Williams fue adicto a
la cocaína. La muerte de su amigo John Belushi y el nacimiento de su primer
hijo le hicieron dejarlo. En agosto de 2006 ingresó en un centro de
rehabilitación como alcohólico. Tres años después fue hospitalizado por
problemas cardiacos. Su muerte al parecer ha sido suicidio por asfixia, según el
sheriff del Condado de Martin (California).
A los
63 años, se ha ido uno de los actores emblema de nuestra generación. Te propongo
ver de nuevo la escena sobre el “Carpe Diem” de ‘El Club de los poetas muertos’:
www.youtube.com/watch?v=CGHaoXd2L-c
¡Oh, capitán, mi capitán! Haced que vuestra vida sea extraordinaria.