Domingo soleado aunque frío, sin despertador
(hoy Zoe no tenía entrenamiento matinal). Me he comprado, junto con la prensa
habitual, el CD de ‘El País de Música’ titulado “Se nos rompió el Amor”. Una
antología deliciosa: “19 días y 500 noches” (Joaquín Sabina), “Corazón partío”
(Alejandro Sabina), “Piensa en mí” (Luz Casal), “Algo de mí” (Camilo Sesto),
“Frente a frente” (Jeanette), “Me cuesta tanto olvidarte” (Mecano), “Tómame o
déjame” (Mocedades), “Devuélveme la vida” (Antonio Orozco con Malú), “Y te vas”
(José Luis Perales), “Quiero beber hasta perder el control” (Los Secretos),
“Sin ti no soy nada” (Amaral), “Te quiero igual” (Andrés Calamaro), “Cero”
(Dani Martín), “Si tú no estás” (Rosana). 15 temas imprescindibles, que invitan
exquisitamente a la melancolía. Como escribe Rosa Montero: “Esto no es un
disco. Esto es una bomba lacrimógena”. Para yonquis de la nostalgia.
Con esta banda sonora, me he dedicado a
tratar de leer (porque muchas veces es meramente repasar) la prensa de hoy. Me
quedo con la historia del procurador Francisco de Acuña, que recorría con lanza
y vestimenta de caballero andante las tierras de La Mancha para “desfacer
entuertos” y en quien al parecer ser inspiró Miguel de Cervantes (en el libro
‘En un lugar del talento’ un servidor comentaba que Don Quijote es una metáfora
de Ignacio de Loyola, una personalidad netamente española). En su espacio
semanal, el maestro José Antonio Marina (con quien tuve el placer de estar
antes de ayer, gracias a Carmen Pellicer, en la reunión de AECOPE) nos habla de
las grúas y de la pregunta que le hizo al ministro De Guindos sobre los más de
2 M de desempleados que proceden de la construcción: “habrá que esperar a que
la construcción vuelva a emplearlos”. Confío en que no (al menos, muchos de
ellos). La construcción, que suponía el 75% de la inversión en 2005, ha bajado
20 puntos. Creo (de creer y de crear) que los desempleados descubran su
verdadera vocación, “estudien” (no necesariamente como se hacía antes; la FP o
la formación virtual son grande opciones) y empleen su talento en un nuevo
mundo, global, tecnológico y de mayor valor añadido. Tengo la fortuna de
pertenecer a una gran organización que está involucrada en mejorar el mercado
laboral de nuestro país, para l@s jóvenes, l@s desemplead@s con más de 45 años,
las personas con riesgo de exclusión social, etc.
En Emprendedores & Empleo, Tino Fernández
lanza una pregunta muy interesante: “¿De verdad puedes ser amigo de tu jefe?”.
Se basa en una consultora de Atlanta que dogmatiza que más de 6 horas semanales
con tu jefe es perjudicial. Lástima que no le haya preguntado a Javier
Fernández Aguado, gran experto en Aristóteles (su versión de la ‘Ética a
Nicómaco’ es magnifica), que nos habría aclarado que para el sabio de Estagira
y coach de Alejandro Magno existen tres clases de amistad: por placer (la de
los jóvenes), por utilidad (la de los viejos) y por interés (que suelen acabar
en reclamaciones y reproches). “La amistad perfecta es la de personas buenas e
iguales en virtud (areté) ya que éstas quieren el bien el uno del otro”. Desde
el sano orgullo, es la que un servidor cree que tiene con su jefe: lealtad, sinceridad,
disfrute, sinergias.
Me ha encantado la entrevista de dos páginas
de Berta González de la Vega a mi buen amigo (y mentor del Human Age Institute)
Mario Alonso Puig: “Si cambia tu mente, cambia tu vida”. “No nacimos para una vida mediocre, sino para
una llena de orgullo y de ilusión”. La alternativa de sentirse víctima es muy
tóxica.
En El País Negocios, cómo Azkoyen ha
enderezado la nave, la economía colaborativa, el futurólogo Mike Wlash (“los
e-mails y las web tienen los días contados”) y los cambios en la dirección de
Pepsico Europa (Ramón Laguarta es el nuevo CEO) y Coca-Cola España (Jorge
Garduño sustituye a Marcos de Quinto como DG).
El libro de hoy ha sido el de José María Gay
de Liébana, el economista catalán que participará en el VI Afterwork APD de
Barcelona. Se trata de ‘España se escribe con E de endeudamiento’, una
radiografía económico-financiera de nuestro país, que se ha ido
“ultraendeudando” por vivir por encima de sus posibilidades y, como si de una
droga se tratara, consumiéndola más y más hasta “abocarse al abismo” (siempre
en palabras del autor). Gay de Liébana considera que los gobiernos que mienten
a los ciudadanos (sea consciente o inconscientemente) deben dimitir.
El llamado “economista del sentido común”
analiza las cuentas del fútbol (la Liga de las estrellas, el Real Madrid y el
FC Barcelona), las cuentas del IBEX y los casos de éxito (Inditex, Mercadona,
Damm y el Real Club de Tenis Barcelona). Frente a la “España trémula y de rumbo
torcido”, el seny de “las finanzas de pizarra”.
En el cine, hoy he ido a ver en familia
‘Exodus. Dioses y reyes’, de Ridley Scott. Una película sobre el segundo libro
del Antiguo Testamento (la esclavitud de los hebreos en Egipto durante 400 años
y su viaje guiados por Moisés hacia la Tierra Prometida).
Me gusta el cine del veterano Ridley Scott:
‘Alien’, ‘Blade Runner’, ‘Thelma y Louise’, ‘1492: La conquista del paraíso’, ‘Tormenta
blanca’, ‘La teniente O’Neill’, ‘Gladiator’, ‘Hannibal’, ‘El reino de los
cielos’, ‘Un buen año’, ‘American ganster’, ‘Red de mentiras’, ‘Robin Hood’ y
por supuesto el anuncio de Apple, ‘1984’ (considerado el mejor de la historia).
Sin embargo, en sus más de 30 cintas como director, también hay sombras como
‘Prometheus’, ‘Black Hawk Derribado’ o ‘Los impostores’. Todas son de una
factura técnica exquisita, pero muy dependientes del talento de sus protagonistas.
En esta ocasión, la gente salía del cine
preguntando y preguntándose: “¿Te ha gustado la película?”. Tras dos horas y
media de metraje y 140 M $ de presupuesto (cinco veces ‘Lo Imposible’, para que
nos hagamos una idea), implica que el espectáculo impacta (las plagas de
Egipto, la apertura de las aguas), pero los personajes no movilizan
emocionalmente. Christian Bale (Moisés) y Joel Edgerton (Ramsés) están fríos.
Ben Kingsley y Sigourney Weaver no aportan, como secundarios de lujo, lo
suficiente.
Puede ser que se rodara en poco tiempo (74 días), que a Ridley
Scott (77 años) ya solo le vayan los desafíos tecnológicos o que, como en el
caso del ‘Noé’ de Darren Aranofsky (en el que Russel Crowe, actor fetiche de
Scott, relevó a Christian Bale), lo espectacular pretenda suplir a lo emotivo. En
cualquier caso, se trata de una historia sagrada tan conocida que no puede
haber suspense y tras la que el espectador sale como si nada, cuando estamos
hablando del pueblo judío volviendo a la tierra prometida. Un ejemplo de superación
como pocos.