Las dos caras de la Flexibilidad: Talento y Organización


Jornada en Barcelona. AVE a las 8 de la mañana para poder participar en el Premio Empresa Flexible de Catalunya moderando el debate y entregando alguno de los galardones. La mesa redonda con Ignacio Cendón (gerente de desarrollo humano y RRHH de Gas Natural Fenosa), Juan Manuel Álvarez (DRH de NBQ Technology), Karina Crespo (DRH de ARAG) y Carmen Jordá (DRH de Sanofi) ha sido sumamente interesante. De igual forma que en el Talentismo se abre una creciente brecha en relación a la educación (citando a Pascal: “la fortuna es para las mentes preparadas”), hay un gap cada vez mayor entre las empresas flexibles y las que no lo son.

Como ha demostrado una reciente investigación del Human Age Institute en la que se ha preguntado a decenas de compañías de nuestro país sobre las competencias que necesitan de sus nuevas incorporaciones en los próximos dos años, la Flexibilidad es la metacompetencia esencial para la empleabilidad. Se trata de Flexibilidad a tres niveles: cognitivo (de pensamiento: amplitud de miras frente a la rigidez), emocional (empatía, orientación a l@s demás, generosidad) y ejecutiva (humildad, equipo).
A cambio, las empresas deben ofrecer Flexibilidad: equilibrio de vida personal y profesional, trato personalizado, cuidado y reconocimiento al talento. En términos de Talento individual, la Flexibilidad es en gran medida pura Inteligencia Emocional (la capacidad de gestionar nuestras propias emociones y las emociones de l@s demás). En términos organizativos, la Flexibilidad es Liderazgo. En ambos casos, la Flexibilidad no significa que “todo valga”. Los valores son lo nuclear, lo esencial, aquello que no se puede negociar. Para el Talento individual, configurar el comportamiento cotidiano, los hábitos (porque los valores reales son los valores vividos, más allá de los enunciados). Para la Organización, los valores encarnan la Cultura Corporativa y por tanto determinan quién encaja o no encaja en la misma (el Talento, siendo Capacidad por Compromiso, está determinado por el Contexto).
Como comentaba en ‘Del Capitalismo al Talentismo’, esta nueva era marca un nuevo tipo de “contrato psicológico” entre el talento y la organización. Ya no es “empleo para toda la vida” a cambio de “obediencia y fe en el mando”; es innovación, calidad de servicio y ser un equipo a cambio de empleabilidad (entendida como mayor valor en el mercado laboral).
Tengo la sensación de que, respecto a la Flexibilidad, ocurre algo muy similar a lo que René Descartes denunciaba en su época sobre el sentido común. Todo el mundo cree que tiene el adecuado. Todo el mundo siente que es flexible. Sin embargo, nuestro cerebro, en su búsqueda de la supervivencia, no está programado para la flexibilidad. Consume más del 20% del oxígeno y la glucosa de todo el cuerpo, y por ello prefiere “lo malo conocido a lo bueno por conocer”. Craso error. No sabemos la clave del éxito; la del fracaso es pensar linealmente cuando la naturaleza no es lineal, pensar que lo que ha funcionado en el pasado seguirá haciéndolo en el futuro. El futuro ya no es lo que era, y la mejor manera del adaptarse al cambio es provocándolo, aunque nos cueste. Frente al “siempre ha sido así”, la voluntad de mejorar las cosas y la valentía para conseguirlo. Frente a las inercias organizativas, el desafío al status quo propio de los auténticos líderes. Frente a la sumisión llamada fidelidad, la lealtad de expresar la propia opinión y de asumir como propias las decisiones del equipo para ejecutar convenientemente.  
Mi gratitud a las organizadoras, CVA (Marisa, Gemma y todo el equipo) y mis felicitaciones a las empresas premiadas. Es importante poner en valor la Flexibilidad en la Empresa.
Por la tarde, reunión del Comité de Dirección en la ciudad condal, avión a Alicante y de allí a Murcia, a participar mañana en el III Congreso de Dirección Humana, en La Manga Club. Hablaremos de Humanismo en el Ciclo Estratégico del Talento.