Hoy Expansión lanzaba el especial del XXIX
Aniversario, ‘El despegue de la economía’. 92 páginas, 38 artículos de cada uno
de los sectores y la opinión de Luis de Guindos, Pedro Sánchez, Fátima Báñez,
Juan Rosell, Igancio Fernández Toxo, Luis M. Linde, Isidro Fainé, Antonio J.
Zoido, José Manuel Soria, Ernesto Antolín, Eduardo Montes, Borja Prado, Ignacio
Sánchez Galán, Pedro Miró, Salvador Gabarró, Ana Pastor, Luis Gallego, Álex
Cruz, Alfonso Alonso, Rosa García, Mario Barbosa, Andoni Luis Adúriz, Luis
Miguel Gipérez, António Coimbra, Jean Marc Vignolles, Irene Cano, Pepe López de
Ayala, José Ignacio Wert, David Brabender, Enrique Sánchez y Raúl Grijalba.
Todo un “quién es quién” de las empresas de nuestro país.
El ministro de Guindos se refiere al “crecimiento
para un empleo de calidad” y, aunque crecer es condición necesaria
–imprecindible- el modelo de negocio de nuestro país no permite precisamente la
calidad en el empleo. Sí, el PIB va al +2’9%, la exportación se nota, cabe la
reindustrialización, tal vez más crédito… pero también más de tres millones de
desempleados estructurales (de los 4’5 M totales), un desajuste de talento de
más del 25% (las empresas, en uno de cada cuatro casos, no encuentran el/la
profesional que buscan), un 35% de personas con empleo que piensan cambiar de
empresa y una infravaloración (especialmente de los jóvenes) que supera el 40%.
El Empleo está “patas arriba” y no basta con ser el país que más crece en PIB
de Europa.
De las opiniones de nuestros principales
directivos, me quedo con la búsqueda de un modelo más sostenible por parte de
Isidro Fainé (La Caixa), del papel de la industria por Ernesto Antolín (Grupo
Antolín), de aunar esfuerzo de Borja Prado (Endesa), del rigor frente a la
incertidumbre por Pedro Miró (Cepsa), de los primeros signos de mejora por
Salvador Gabarró (Gas Natural Fenosa) del “fin del principio” (Churchill) por
Luis Gallego (Iberia), del pacto social por Álex Cruz (Vueling), de la apuesta
por la innovación por Rosa García (Siemens), de liderar la revolución digital
por Luis Miguel Gilpérez (Telefónica) y de la flexibilidad del talento por Raúl
Grijalba (ManpowerGroup). Como no puede ser de otra marnera, diez de nuestros
mejores directivos coinciden en el planteamiento.
En la web de Entrepreneur, Rob Bogosian y
Christine Carper, coautores de ‘Rompiendo el silencio corporativo’, escriben:
‘La principal causa de la calamidad corporativa es que los líderes no
escuchan’.
Como ejemplo, el hundimiento del Titanic en 1912.
Debido esencialmente al “silencio corporativo”. Quienes dirigían la naviera
hicieron oídos sordos a todos los comentarios sobre la seguridad del barco. Lo
mismo puede ocurrir más de 100 años después.
En la experiencia de los autores, los empleados
no aportan información valiosa cuando los directivos “se comportan de un modo
egregio” y cuando se repite la “futilidad” (no ocurre nada ante la
advertencia). El silencio es el mecanismo de defensa del talento cuando no se
implica.
¿Cómo saber si la de tu empresa es una “cultura
de silencio”? Rob y Christine nos formulan una serie de preguntas:
- ¿Cuántas veces en los últimos dos meses has
recibido en las reuniones de equipo una “mirada bovina”? Es decir, la cara que
se les pone cuando les pides aportaciones o nuevas ideas.
- ¿Cuántas veces en los dos últimos meses te han
traído una idea a medias que has ignorado?
- ¿Con qué frecuencia alguien de tu equipo se he
mostrado abiertamente en desacuerdo contigo?
- ¿Cuántas veces un/a colaborador/a te ha mostrado
una idea opuesta a la tuya y la has empleado?
Según respondamos a cada una de estas cuatro
cuestiones, mantendremos una “cultura de silencio” o una “cultura de voz”, que
requiere de disciplina y perseverancia. Las claves para pasar de una a otra son:
- Escuchar con atención. Escuchar cada idea como
si pudiera ser la mejor del mundo; sin prejuicios, sin agobios. Escuchar
atentamente es conceder respeto a las personas.
- La regla del 20/80. El óptimo paretiano también
es hablar el 20% del tiempo y escuchar el 80%. Podemos obtener buenas ideas y
mucho compromiso.
- Ponlo fácil. Sé cercan@, agardable. Habla con
todo el mundo, practica el contacto ocular, la expresión facial y el tono de
voz amable.
- Anima. Pide opiniones y aclaraciones al final
de cada reunión. Haz una pausa y pregunta de nuevo, para que vean que eres
sncer@.
Rob y Christine concluyen: “Si no aprendes de las lecciones del pasado,
estás condenado a repetirlas”.
Mi gratitud a Pablo, Álvaro, Santiago y Jaime por las
reuniones del día.