Vuelvo supersatisfecho de Cercedilla, del
Coaching de Equipo con el Comité de Dirección de una de las principales
empresas del mundo, una organización global que es líder absoluto en su sector.
El Equipo marca la diferencia. Mi gratitud, además de a los integrantes de este
Comité de Dirección, al equipo de Luces del Poniente (www.lucesdelponiente.com), el Hotel
Rural con piscina climatizada en el que nos hemos alojado. Ha sido una estancia
maravillosa.
He estado leyendo en Temas de Investigación y
Ciencia (la edición española de Scientific American) sobre Epigenética, más
allá de los genes. Y es que la actividad de los genes está regida por factores
epigenéticos, más allá de los mismos, como ciertas moléculas que se unen al ADN
y a las proteínas de los cromosomas y que condicionan cierta información más
allá del ADN. Los contaminantes, el estrés, la dieta y otros factores
ambientales pueden provocar marcas epigenéticas. “Es posible que nuestra salud
y la de nuestros hijos se vea perjudicada por sucesos que afectaron a nuestra
bisabuela durante el embarazo”. El Dr. Michael Skinner, de la Universidad
Estatal de Washington, ha publicado más de 250 artículos científicos y docenas
de estudios sobre la herencia epigénetica transgeneracional.
En la misma publicación especializada, Mireia
Jordà y Miguel Ángel Peinado (Instituto de Medicina Predictiva y Personalizada
del Cáncer en Barcelona) escriben sobre ‘la regulación génica del comportamiento
social de las abejas’. La Apis melífera (abeja de la miel) vive en comunidades
muy estructuradas formadas por castas, con un comportamiento social muy
complejo. El desarrollo de esos comportamientos está íntimamente regulado por
el entorno social, asociado a cambios en la expresión de miles de genes.
Y Francesc Piferrer (Instituto de Ciencias del
Mar, también en la Ciudad Condal) explica que las condiciones de temperatura
que experimentan algunos animales durante su desarrollo temprano determinan su
sexo. El “recuerdo” térmico se transmite por mecanismos epigenéticos.
La Epigenética es fascinante. Según las últimas
investigaciones, el debate entre nacer o nutrir, entre herencia o medio
ambiente, es estéril. No hay una sin el otro. Los genes por sí solos no
determinan el destino de las personas. Los mecanismos epigenéticos controlan la
lectura de los genes y son factores ambientales que se transmiten a la
descendencia. Por ejemplo, las buenas experiencias nos ayudan (los ratones que
han disfrutado del cobijo de la madre durante la infancia, por ejemplo, son más
resistentes al estrés toda su vida).
Sí, y hay “interruptores ocultos de la mente”. La
experiencia, mediante cambios epigenéticos que activan o desactivan genes,
influye en las posibles enfermedades mentales, en las adicciones, en los
traumas.
Finalmente, ¿cómo es posible que gemelos
idénticos desarrollen personalidades tan distintas? Porque en el interior de
las neuronas, algunos genes se desplazan y alteran la función de éstas. Así lo
explican Fred H. Gage (Instituto Salk de La Jolla, California) y Alison Muotri
(Universidad de California en San Diego).
“Para ayudar a traer la educación al debate
público, acepté elaborar el Libro blanco de la profesión docente, sobre
el que estos días se han alzado varias polémicas.
Me alegra que se hayan planteado, porque el debate sobre estos temas es
necesario, pero me entristece que se hayan basado en malentendidos o en información
fragmentada, porque pueden dar al traste con una posibilidad que me parece
hermosa. Es posible que haya tenido yo la culpa.
Para evitar precisamente malas interpretaciones,
decidí trabajar a la vista de todos. Por ello abrí una web explicando lo que mi
equipo y yo estábamos haciendo www.libroblanco.joseantoniomarina.net)
y además di un correo para que todo el que quisiera pudiera participar
mandándonos información. Eso ha hecho olvidar que hasta que no esté
terminado no se puede decir nada sobre él. Está en construcción.
Para colmo de males, todo esto ha coincidido con
la presentación de un libro mío sobre la transformación de la escuela española
-'Despertad
al diplodocus'-, cuya aparición estaba prevista desde antes de que el
ministro me encargara el libro blanco. Allí, desde un punto de vista más
general, se habla de temas que tienen que ver con los docentes. Algunos medios
de comunicación han mezclado información de las dos fuentes y ha sido otro
motivo de equívocos. Han surgido dos malentendidos que me gustaría aclarar.
Uno, relativo a la evaluación
de los docentes, y otro al uso de grabaciones para la formación de los
docentes. Empecemos con la evaluación. Ha irritado mucho que haya ligado
los incentivos al desempeño. Es algo que está recogido en el estatuto del
funcionariado, de modo que las reclamaciones, a él. Pero lo importante es que
necesitamos mejorar
nuestro sistema educativo. Todos los estudios internacionales y nacionales
nos dicen que la acción de los docentes es imprescindible para conseguir una
escuela de calidad. No es el único factor, por supuesto, pero es el que va a
llevar cualquier cambio al aula o va a impulsarlo desde el aula. En todo el
mundo se trabaja para atraer a la docencia a los mejores, para lo cual es
imprescindible prestigiar la profesión, reconocer su enorme relevancia
social, apelar a la vocación ética de muchas personas, y también diseñar una
carrera profesional atractiva, con posibilidades de desarrollo personal y
laboral. Y es ahí donde, como una de las tareas del libro blanco, estamos
estudiando la manera en que lo intentan otros países. Hay un ideal común: atraer
al 30% de los mejores expedientes académicos al campo de la educación.
¿Cómo podemos hacerlo?
Lo primero es diseñar una carrera profesional que
permita a los docentes una expansión de posibilidades, que presente
alguna manera de progresar en ella. Por supuesto que el premio mayor es la
satisfacción del deber cumplido, pero vamos a valorar también los premios
que vienen después. Es necesario el reconocimiento del esfuerzo, de la
calidad, de la excelencia. No podemos seguir alérgicos a todo lo que sea
valorar el mérito. Al proponer que el desempeño de los docentes debería ser
evaluado, un sindicato ha dicho que no era necesario porque los docentes, con
sus ejercicios de ingreso, habían demostrado ya su idoneidad. ¿De manera que
una prueba de acceso asegura la competencia a lo largo de una vida laboral
entera? La idea de que 'yo ya me he ganado el puesto porque me esforcé para
ganar la oposición' entraña una lógica malsana. Tampoco tiene razón Irene
Rigau, consejera de Educación catalana -que ha hecho cosas estupendas-
cuando dice que no está de acuerdo conmigo porque "todos los profesores
tienen que ser muy buenos". De acuerdo, ¿y eso cómo se hace? Sólo apunta a
la selección de los futuros docentes. Pero sucede que la transformación de
la escuela española no puede esperar a que nuevas generaciones de docentes
maravillosos sucedan a los que estamos. El cambio en la escuela tenemos que
hacerlo los docentes actuales, y hay que utilizar todas las astucias
motivadoras para conseguir que todos sean excelentes.
La siguiente crítica es que enseñar no es como
fabricar tornillos. Es una actividad que no se puede evaluar. Y entonces, se
pone como ejemplo de disparate que yo haya dicho que se debe medir la calidad
de un profesor (y por lo tanto sus incentivos) atendiendo a las notas de sus
alumnos. Hay que saber muy poco de evaluación educativa para pensar así. La
calidad de la docencia se puede y se debe evaluar con los procedimientos
adecuados, y como la educación es un tema complejo, los criterios deben ser
complejos. Del repaso de los procedimientos que se utilizan en otros países
hemos seleccionado, hasta este momento, siete: (1) El portfolio del docente,
es decir, toda su historia laboral, el modo como ha actuado hasta ese momento,
sus cursos, sus trabajos, etc. (2) El progreso educativo de sus alumnos.
No se trata de la nota, sino de cómo ha avanzado. Que un niño pase de tener un
1 a tener un 4 es un progreso mayor que el de un alumno que pase de 9 a 10. Sin
embargo, la nota de este último es mucho más alta. (3) La opinión de sus
alumnos. (4) La observación en el aula de la actividad del profesor.
Para ojos expertos, resulta fácil saber si un profesor lo hace bien o mal. (5)
El modo de relacionarse con las familias, que son un factor importante
en el proceso educativo. (6) La manera de participar en la vida del centro, de
cooperar con otros docentes en proyectos comunes, de mantener la relación en el
claustro, de colaborar a que haya una pasión por aprender. (7) La calidad
del centro en que trabaja. ¿Por qué este último aspecto es importante?
Porque si el progreso de un profesor va ligado no sólo a la calidad de su
trabajo, sino también a la calidad del trabajo de sus compañeros, se esforzará
en que todos lo hagan muy bien. Estos factores de evaluación tienen que ser
ponderados, porque no todos tienen la misma relevancia, y tienen además que ser
corregidos atendiendo al entorno en que se mueve el centro, al número de
alumnos inmigrantes, a las condiciones económicas y sociales.
Supongan que ser profesor en un centro muy conflictivo tuviera más valor que
serlo en un centro sin problemas. Sería más fácil encontrar profesores que
quisieran ir a ellos. Creo que fue Bayrou, un ministro francés de
Educación, quien propuso crear un cuerpo docente de élite especializado en
centros muy conflictivos. Me pareció una buena solución. En este momento, en
la escuela pública, las plazas se van adjudicando por antigüedad o por méritos,
lo que hace que a los centros más complicados vayan los recién llegados. No
parece sensato.
La otra polémica que ha surgido la ha provocado
un titular alarmante de 'ABC'. Al parecer, yo proponía "grabar las
clases para evaluar al profesor". Vino a verme un equipo de una
televisión para preguntarme si proponía poner cámaras de vigilancia en las
aulas. Lo que había explicado con todo detenimiento es que formar a un
docente es complicado, y que un método útil -que se aplica en EEUU no sólo
en la docencia, sino, por ejemplo, en el entrenamiento de psicólogos- es
grabar una clase y comentarla con el protagonista para ver los problemas,
las virtudes, los aciertos y las equivocaciones. A todos nos resulta muy
difícil darnos cuenta de cómo se nos ve desde fuera. Creemos que hemos sido
amistosos y tenemos un gesto hosco. Pensamos que hablamos con voz clara y no se
nos entiende. No nos percatamos de que damos la clase atendiendo a un solo
alumno. Esas cosas son muy fáciles de mostrar en un vídeo. Mencioné incluso que
la Fundación Bill y Melinda Gates ha dedicado 300 millones de dólares a
un programa llamado 'Measures of Effective Teaching' que pretende hallar las
claves para mejorar la educación. Uno de sus objetivos es construir sistemas
justos y fiables para medir la calidad del docente. Un primer resumen de los
resultados se ha publicado con el título 'Learning about teaching: Initial
findings from the Measures of Effective teaching Project'. En el proyecto han
participado 3000 profesores voluntarios. Se han grabado 20.000 clases, con los
comentarios de los docentes, que fueron analizadas para intentar sacar
conclusiones.
Mi propósito al aceptar elaborar este libro
blanco es hacerlo desde el aula hacia el Ministerio, porque todos los que se
han hecho han ido desde el Ministerio
hacia las aulas. Supondría para mí una gran decepción que los malentendidos, la
actitud de recelo y desconfianza que se ha instalado en el mundo educativo,
frustrara esta oportunidad. No es mi libro blanco. Un libro blanco, un 'white
paper', es una documentación rigurosamente seleccionada y ordenada para
facilitar la tarea de los que tienen que tomar decisiones. No pretendo nada
más, pero tampoco nada menos.”
En esta “sociedad del espectáculo”, ¡qué difícil es
implantar, siquiera proponer, la meritocracia! Ni en la enseñanza, como vemos,
ni en ninguna organización. Lo que está haciendo Marina (desde el libro blanco
o su nuevo texto ‘Despertad al Diplodocus’) es quijotesco, que es uno de mis
adjetivos elogiosos preferidos. Somos, afortunadamente, un “país de quijotes” y
en medio del desierto de la mediocridad contamos con luchadores dispuestos a dejarse
el alma por un ideal.