15-D-15,
martes (ni te cases, ni te embarques). AVE a Barcelona a las 7 de la mañana, en
el vagón del silencio (gracias, Vanessa, por la iniciativa). Escucho el canal
de bandas sonoras, que me encanta (“las bandas sonoras visten de emociones las
películas”) mientras leo en La Contra de La Vanguardia a mi querido Vicente del
Bosque, que acaba de publicar su libro ‘Ganar y perder’. Mi amigo Jorge
Carretero, portavoz de la RFEF, me regaló que pudiera hacer varias preguntas a
nuestro seleccionador ante cientos de chavales en el ‘Talent at Home’ en la
Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Una muestra más de la enorme generosidad de
Jorge.
Del “cara a cara” de ayer, ¿qué podemos decir?
Que fue triste. La primera pregunta (¿cuál es su idea de España?) daba para
mucho, y no la supieron (quisieron) aprovechar. Lo único que me resultó de
interés fue comprobar que, efectivamente, en situaciones de estrés (el
presidente del gobierno no estaba precisamente con Bertín Osborne o María
Teresa Campos), los conciliadores –los 9 en el Eneagrama, o “delfines” en el
Diversigrama- tienden a la indolencia, y que personalidades como la de Pedro
Sánchez –un 3 en el Eneagrama, “león” en el Diversigrama- huyen hacia la vanidad.
Tod@s somos “Dr. Jeckyll y Mr. Hyde”, capaces de lo mejor y de lo peor, según
disfrutemos de buenos momentos o suframos los malos. En la vida como en el
deporte, hemos de saber ganar y saber perder.
Esta mañana, tercera y última sesión del Curso ‘Liderar:
Fluir, Influir y Confluir’ del Human Age Institute con el IL3 (Universitat de
Barcelona). Me encanta que el ‘Talent Hub’ que hemos desarrollado conjuntamente
una de las instituciones universitarias más prestigiosas del mundo y la más
importante plataforma de talento se haya iniciado precisamente con un espacio
de reflexión y aprendizaje.
Ha pasado más de una década desde que un servidor
escribiera la trilogía de ‘La sensación de fluidez’, precisamente sobre el
Liderazgo individual, el de Equipo (‘El bosque del líder’) y el Organizativo
(‘En un lugar del talento’). Basándome en El Quijote, uno de los mejores libros
de todos los tiempos (al que hay que regresar con cierta frecuencia, porque ahí
está nuestra esencia cultural, el idealismo práctico que nos define), partía de
un ideal (reto, visión, sueño, proyecto) con el que involucrar, no ya a un
equipo, sino a toda una organización (Alonso Quijano influye en más de 300
personas a lo largo de los dos volúmenes).
Esto con Gary Hamel en que la organización sea
probablemente el mejor invento humano del siglo XX y así lo repetimos la Dra.
Ana Mª Castillo y yo en ‘Nuevo Management para Dummies’. ¿Cuáles son los retos
actuales como líderes de toda una organización? Hoy he querido resumirlos para
los alumni de la UB en un decálogo de coherencia organizativa (partiendo de que
organización proviene de “órganon”, herramienta en griego; y también sistema, y
el título de un libro de Aristóteles):
- Implantar una Cultura de Talento: Un buen
desarrollo parte de una buena selección. Por ello, la empresa en su conjunto
debe conocer qué es el talento (inteligencia triunfante, inteligencia en
acción) y de qué se compone (capacidad, compromiso y contexto). Somos, no
quiero dejar de repetirlo, el país 121º en Selección y Desvinculación (“Hiring
& Firing Practices”) según el WEF. “O compartimos tod@s la misma idea de
talento o la organización no confluye”.
- Redefinir la Humildad, que no es
minusvaloración (precisamente el talento es poner en valor lo que hacemos) sino
aprendizaje. “Los nuevos pobres serán aquellos que no quieran o no puedan
aprender” (Doug Ross). De la inconsciencia a la consciencia sobre nuestra
incompetencia, y de la incompetencia a la competencia, hasta que resulte un
hábito, algo natural (talento nato, que no innato). Citando al gran Charles
Handy, “las empresas que sobrevivan serán las que comprendan que aportan de
forma única no crecimiento ni capital, sino su excelencia, su respeto por l@s
demás, su capacidad para hacer feliz a la gente. Hay quien llama a esto, su
ALMA”.
- Mejorar radicalmente la Calidad Directiva (60%
de la productividad), desde la Formación (imprescindible), desde el Coaching
ejecutivo, desde lo cotidiano. Son clave la valoración (assesment), el ejemplo,
los agentes de cambio (Leann Lipp Birch, Pensilvania State University).
Esencial el Liderazgo Femenino.
- Reconectar con los Valores. Citando a Richard
Boyatzis: “Las competencias sin valores son como el sexo sin amor”. Los valores
son la clave de sostenibilidad de las organizaciones (Jim Collins, ‘Empresas
que perduran’).
- Reinventar la Gestión del Desempeño. No puede
ser una rutina subjetiva e inútil, sino una herramienta potente al servicio del
proyecto, un plan de reconocimiento de tod@ líder-coach. El 70% del clima (de
alto o bajo rendimiento) lo provoca quien dirige el equipo.
- Gestionar las carreras profesionales (y no
simplemente cubrir vacantes). “O las organizaciones ayudan a las personas a
aumentar su valor, o simplemente éstas se irán a otro sitio” (Mara Swan, VP de
ManpowerGroup). Ya sabes las 3 I: Introspección, Implantación, Impacto. Para
ello, revisar nuestras “anclas de carrera” (Edgar Schein).
- Valorar de verdad el Liderazgo. Todo directivo
deja mucho que desear si no conoce sus puntos fuertes y oportunidades de mejora
en Crear una Visión e Implantarla, en Cohesionar al Equipo y Desarrollar a los
colaboradores, en Hacer Seguimiento y Conseguir Resultados. Así de fácil.
Volviendo a Aristóteles, mi coach favorito, la areté (la virtud, el potencial)
está en el “término medio”: entre la abstinencia de placeres y el desenfreno,
la templanza; entre la cobardía y la temeridad, la valentía; entre la tacañería
y la prodigalidad, la generosidad. “Un directivo sin coach es como un
deportista autodidacta”. No llegará muy lejos, aunque haya “conjura de necios”.
- Fomentar el Orgullo de pertenencia, desde los
valores vividos, los reconocimientos, los rituales. Es la Organización basada
en el Talento (las cinco disciplinas de Peter Senge, los diez puntos de Mª
Teresa Fernández de Castro, UP), para lograr un “superorganismo” (Edward
Wilson). Para pasar del Yo al Nosotr@s, la doble receta de Phil Jackson, mi
coach de equipos favorito: Una mente abierta y un corazón compasivo, con la
fuerza que une al equipo: el Amor.
- Practicar la Desvinculación elegante. Olvidémonos
del “empleo para toda la vida” y pensemos en el mercado laboral como en “el
juego de Hollywood”. El contrato debe ser entre adultos (la empresa cada vez se
parece más a ‘Monstruos University’) y la desvinculación, profesional.
- Atraer el Talento desde una Marca de Liderazgo
(Dave Ulrich). Aprendizaje, Diversidad, Inconformismo (especialmente los “key
talent”). La Dirección de Personas desde la Estrategia a la Ejecución (que es
el 90%), desde la gestión del talento al crecimiento del capital humano.
No es nada sencillo; sin embargo, quedarse uno
como está es sinónimo de desaparecer.
Mi profunda gratitud al equipazo del IL3 (¡sois
fantásticas!) y a mis compañeras Montse Moliner, Mª Jesús Senz y todo el gran
equipo del Human Age Institute. ¡Qué labor tan impresionante! Miles de almas
conmovidas por la educación humanista. Es la “learning explosion” que muestra
vuestro símbolo.
Os animo a participar en el debate sobre nuestra
baja Calidad Directiva en la web del Human Age Institute. Y mañana, reunión de
todos los mentores bajo la presidencia de Raúl Grijalba y la dirección de Loles
Sala. ¿Qué más se puede pedir?