Festividad
de San Esteban, que hoy hemos celebrado visitando la zona oeste de Ámsterdam:
la Westerkerk (la más bella de las iglesias construidas en el siglo XVII), la
casa de Ana Frank (ayer releí el Diario, después de tantos años, de esta joven
que soñaba con ser periodista y durante dos años se escondió con su familia
hasta que fue apresada por los nazis), el canal Prinsengracht, el barrio
bohemio de Jordaan… y de nuevo la plaza Rembrandt, el Singel y las calles comerciales
(Abercrombie, Apple). Hemos comido en un restaurante argentino, Rancho, y hemos
ido a ver ‘Steve Jobs’, con guión de Aaron Sorkin. De esta magnífica película
te hablaré mañana. Unos 20.000 pasos (20 kms) diarios.
Ayer, después de desayunar en el
Starbucks de la Estación Central de Ámsterdam, fuimos a la plaza Dam (parada en
Madame Tussaud’s; a Zoe le encanta hacerse fotos con las figuras de cera de las
celebridades) y de ahí, por el mercado de las flores y la plaza Rembrandt (con
visita a la iglesia de San Francisco Javier), hasta el Museumplein, el barrio
de los museos.
Allí disfrutamos del Rijksmuseum, el
Museo Van Gogh, el Stedelij, además del Vondelpark y el Royal Concertegebouw (con
800.000 espectadores, es el 2º más frecuentado del mundo).
Del Rijksmuseum, por supuesto destacar
la ‘Ronda nocturna’ y otras obras de Rembrandt, cuadros de Vermeer como ‘La
lechera’, de Van Haals, de arte oriental. 80 salas impresionantes. ¿Y qué decir
del Museo Van Gogh, con 200 cuadros (los autorretratos, Los girasoles, El
florecimiento del almendro), 500 dibujos y más de 700 cartas (de las 800 que
escribió a lo largo de su vida a amigos y parientes, especialmente a su hermano
Theo). Además, la exposición Munch: Van Gogh, donde hemos podido ver ‘El grito’
y ‘Noche estrellada sobre el Ródano’. Es sorprendente el paralelismo entre el
artista holandés (1853-1890) y el noruego (1863-1944); ambos comenzaron como
creadores en 1880; su obra es colorista, expresiva, expresiva y radical. Puedes
leer más similitudes en www.vangoghmuseum.nl/en/stories/vincent-edvard-two-extraordinary-lives
El Stedelij es un museo de arte contemporáneo
abierto en 1874 y que se reabrió en 2012 (tras 9 años de reforma). 90.000
obras: pinturas, esculturas, vídeos, etc.
En la tienda del Museo compré el libro ‘El enigma
de la visión del cuadro. Rembrandt (1606-1669)’ de Michael Bockemühl. “Su
sereno ojo de pintor mira directamente a las profundidades del alma humana”,
Ernst H. Grombrich. Rembrandt Harmensz van Rijn fue uno de los artistas más
polifacéticos y complejos de su tiempo. Desde su periodo inicial en Leiden y a
sus fases temprana y tardía en Ámsterdam, las etapas de su carrera son el
reflejo de los acontecimientos artísticos del XVII.
Tras abandonar sus estudios de latín y lenguas en
Leiden, se formó como pintor con Jacob Isaacsz y estableció su propio taller de
pintura (1625). De este proceso son características sus pinturas bíblicas,
captando el culmen de la acción (como ‘La resurrección de Lázaro’). Ya en la
capital holandesa, tras morir su padre en 1630, la perfección de sus retratos
le proporcionó numerosos mecenas (la ‘Lección de anatomía del Dr. Tulp’ es de
1632, la ‘Ronda nocturna’, 10 años después). En la última fase de su vida (el
último retrato de grupo, ‘Los síndicos de los pañeros’, data de 1662), acosado
por problemas económicos, ya no era posible distinguir entre escenas y
retratos.
Sin duda, Rembrandt es el mayor exponente del
barroco holandés, por el dominio del dibujo, la luz, el claroscuro y el
grabado. Su amigo el poeta y hombre de Estado Constantin Huygens, hijo del
científico Christian Huygens, le animó a establecer en Ámsterdam. Se estableció
inicialmente en casa de un vendedor de arte (Hendrick van Uylenburgh) y se casó
con su prima Saskia. Ella fue la mejor de sus modelos, su inspiración y le
abrió los círculos de la ciudad. Desde 1931 se convirtió en el pintor de moda
de la burguesía, y firmaba con su nombre de pila, al estilo italiano (Tiziano,
Rafael). Uno de sus cuadros costaba 500 florines (cinco veces el salario anual
de un obrero). Entre 1635 y 1641 Saskia dio a luz cuatro hijos, de los que solo
uno sobrevivió; la propia Saskia falleció de tuberculosis en 1642. De ese
cuadro es ‘La compañía del capitán Banning Cocq’, que conocemos desde el siglo
XIX como ‘Ronda nocturna’. A partir de entonces, su obra se hizo más personal,
perdió fama y clientes y su prestigio fue cuesta abajo. Por la guerra
angloholandesa, en 1656 tuvo que declararse insolvente y sus bienes fueron
embargados. En 1660 perdió su casa y se trasladó al barrio popular de Jordaan.
Está considerado con Caravaggio el gran maestro del claroscuro, pintó 600
cuadros, grabó 300 aguafuertes y realizó unos 1.000 dibujos. En 2005-6, con
motivo del IV centenario de su nacimiento, hubo en Holanda 24 exposiciones, un
drama musical y un montaje teatral de Peter Greenaway.
Van Gogh fue, por el contrario, un artista
torturado e incomprendido, que solo vendió un cuadro en vida (‘El viñedo rojo’,
en 1890, por 400 francos, gracias a su cuñada). El mayor de los seis hijos de
un pastor protestante, la relación con su hermano Theo (4 años menor) fue determinante.
Entró a los 16 años en una galería parisina como aprendiz; él quería ser
pastor, pero suspendió teología. Animado por Theo, en 1880 decidió dedicarse a
la pintura. Seis años después, en París, el contacto con el impresionismo
reorientó su obra; Theo le presentó a Gauguin, Pisarro y Seurat. En febrero de
1888 se trasladó a Arlés (Provenza). Tras su enfrentamiento con Paul Gauguin (y
cortarse la oreja izquierda) ingresó en un hospital psiquiátrico. En 1890 viajó
a Auvers-sur-Oise, donde pintó con colores más brillantes y formas más
expresivas. Su estado de ánimo no mejoró; el 27 de julio de 1890 se pegó un
tiro en el pecho. Seis meses más tarde, sumido en el dolor, falleció su hermano
Theo.
Vincent Van Gogh produjo 910 pinturas y unos
1.100 dibujos en apenas una década (de los 27 hasta que se suicidara a los 37).
Tenía fama de “sucio, mal vestido y desagradable”. La esposa de Theo, Johana
Van Gogh-Bonger, con la que no tuvo precisamente buena relación en vida,
organizó una exposición en París de 71 de sus obras el 17 de marzo de 1901. Su
obra sirvió de inspiración al fauvismo y el postimpresionismo, y alcanzó el
pico de fama antes de la IGM. En 1914 Johana publicó en tres volúmenes sus
cartas. En 1924, el crítico británico Roger Fry le llamó “el santo del arte”,
una víctima de sus convicciones. En 1934, el novelista Irving Stone escribió un
libro sobre Van Gogh basado en sus cartas, que pasó al cine (‘El loco del pelo
rojo’). El ‘Retrato del Dr. Gachel’ se
vendió en Christie’s por 82’5 M $ en 1990.
Ya sabes que el talento es
“poner en valor lo que una persona sabe, quiere y puede hacer”. Que tanto
Rembrandt en el XVII como Van Gogh en el XIX produjeron una obra excepcional,
no cabe duda. Sin embargo, fueron dos mujeres las que lograron que pasaran a la
posteridad.
Si Saskia, la vida de
Rembrandt no habría tenido el éxito que tuvo. Y de ahí su legado. Sin su cuñada
Johana, que tan bien conocía los círculos artísticos, Vincent Van Gogh habría
pasado desapercibido a los ojos de la historia.
Así son las cosas. La
diferencia entre talentosos y desconocidos en general no la marca uno mismo,
sino personas cercanas como estas dos grandes mujeres, Saskia van Uylenburgh
(1612-1642) y Johanna Gezina “Jo” van Gogh-Bonger (1862-1925). Mi gratitud a
ambas.