Economía conductual: Dan Ariely y la psicología de las mentiras


Por la mañana, después de desayunar con una amiga de Paterna, Yolanda, y su pareja, Abel, he ido un rato a la oficina. Mi gratitud a ellos y a mis compañer@s Olga, Marta, Jaime, María José A. por su calidez y cariño.

Esta tarde he estado viendo en Netflix el documental ‘(Dis)Honesty: The Truth about Lies’ (Falta de Honradez. La verdad sobre las mentiras). Dan Ariely es uno de los grandes del ‘Behaviorial Economics’ (Economía Conductual), que reta los principios de racionalidad absoluta de la Economía Clásica y que es uno de los pilares del Talentismo, junto a la Conceptualidad y la Generosidad. El profesor Ariely, que investiga en la Universidad de Duke (Carolina del Norte), se centra en la irracionalidad.
“Siempre que mintamos un poco, no tenemos penalización por ello”. Dan lo llama ‘Fudge Factor’ (Factor de Falseo) y ocurre desde traspasar el límite de velocidad, mentirijillas fiscales o en nuestro CV. Todo lo modifica este factor, cambia nuestra capacidad para ser deshonest@s.
Hay docenas de elementos que pueden cambiar la magnitud del factor: “todo el mundo lo hace”, conflictos de interés, “no hago daño a nadie”, “ayudo a otros”, es creativo, no me controlan, normas sociales, fatiga… Desde 2002, él y su equipo han medido las mentiras. Hay unos pocos “grandes mentirosos” y muchos “pequeños mentirosos” (¿te extrañaría que siguiera la ley de Pareto?). Desde Papá Noel al dopaje deportivo. Otro elemento es el autoengaño, con creencias excesivamente positivas sobre nosotr@s (sesgo de optimismo, que afecta al 80% de la población). “El proceso de autoengaño puede ser muy poderoso”.
Por otro lado, hay grandes diferencias en género en cuanto al engaño. “La gran diferencia es que sólo las mujeres se lo preguntan” (Dan Ariely). En realidad, no hay variaciones entre hombres y féminas. ¿Y la influencia externa de un mentiroso? Tu moralidad se ve afectada (no porque no te pillen, sino porque está “socialmente aceptado”, Dra. Francesca Gino). Además, los conflictos de intereses pueden llevarnos a pasar la línea roja. Cuando mentimos la primera vez, aunque sea menor, la respuesta en la amígdala y la ínsula es enorme; la décima, casi no hay impacto, porque el cerebro se adapta. “El valor negativo de mentir deja de estar presente”. Experimento en bares: los banqueros mienten el doble que los políticos (de ahí la crisis de 2008). “La corrupción es sistémica”. En la India, hay tiendas “basadas en la confianza” (honesty shops), sin supervisión; la lección es maravillosa. “Si vivimos sin robar, sin engañar y sin mentir, podemos triunfar en la vida”. Cuando hay un código moral, no se hacen trampas. “Hacerle recordar a las personas sus valores morales afecta al comportamiento”. En los países escandinavos, la confianza en los demás supera el 60%; en algunos en desarrollo, no llega al 10%.  La confianza social lleva al desarrollo económico duradero. “Tenemos mucho que aprender de nuestras oportunidades de mejora ética” (Ariely).
Espléndido documental. Muestra ejemplos vivos de personas que han mentido (ciclistas profesionales, lugares de citas online, la jefa de admisiones del MIT durante 28 años, corredores de bolsa, parejas rotas, árbitros de la NBA, contables), explicados por ell@s mism@s. Gente que ha destrozado su vida porque no calculó bien las consecuencias. “A veces la gratificación inmediata te hace sentir que compensa aunque hagas lo incorrecto”; craso error. Puedes ver el tráiler en www.youtube.com/watch?v=dQMbDMnvxFs
El libro de Dan Ariely ‘Por qué mentimos. En especial a nosotros mismos’ (2012) es también sumamente interesante. Junto con sus anteriores, ‘Las trampas del deseo’ y ‘Las ventajas del deseo’ suponen grandes avances en la economía conductual. Gracias a Dan y su equipo por ello.