Domingo de Ramos, soleado y primaveral. Esta
tardía Semana Santa nos ofrece un tiempo espléndido para el paseo y la playa.
Ayer por la tarde/noche, empate del Real
Madrid (con un gol en contra en los minutos finales del partido, como ha
ocurrido en varias ocasiones esta temporada, por falta de concentración) y
derrota del F.C. Barcelona (en un partido decisivo para sus aspiraciones
ligueras). Sin ánimo de echar más leña al fuego, algunas reflexiones para los
coaches y para el Liderazgo en general que podrían resultar de utilidad a tenor
de estos encuentros:
- Los entrenadores pueden ser cualquier cosa
menos tristes. La tristeza, como todas las emociones, se contagia. Como “el
verbo de la ilusión es desvivirse” (Julián Marías), si quieres que tus
jugadores se desvivan, ilusiónales. Ilusiónate.
- Los equipos tienen que saber a qué juegan:
Identidad. En las empresas, se trata de ser consecuente con la Misión (a lo que
nos dedicamos), la Visión (lo que deseamos lograr) y los Valores (nuestra forma
correcta de hacer las cosas). Improvisar es fallar y, paradójicamente, denota
falta de agilidad, algo imprescindible en un mundo híperVUCA.
- Por encima del Talento individual, el
Colectivo. Las estrellas pueden salvar, in extremis, algún partido. Los equipos
de verdad conquistan los campeonatos. La diferencia entre un equipo (que suma:
sinergia) y un mero equipo es la preparación.
- La victoria es de l@s valientes, de quienes
toman decisiones arriesgadas. La comodidad excesiva es un peligro. Hay que
atreverse a actuar, a cambiar, a reconocer que por el camino actual las cosas
no funcionan.
- En tiempos de incertidumbre, la Estrategia
es más importante que nunca. En el derbi madrileño, cambiar a Toni Kroos (la garantía
de circulación de balón) dejó al conjunto blanco en tierra de nadie, a merced
del rival. En La Rosaleda, el “experimento” de la dupla André Gomes-Mathieu
(Luis Enrique había cambiado a los dos en el minuto 60; en palabra de McArthur,
“todo el fracaso de la humanidad se resume en dos palabras: “demasiado tarde”).
Errores infantiles. El Criterio es clave para liderar con eficacia.
- Los buenos entrenadores, los grandes
líderes, deben impedir que sus jugadores se calienten en exceso. Neymar Jr.
“derrapó” con dos tarjetas amarillas impropias de su nivel competitivo (impedir
el saque de una falta, arrollar a un rival).
- Y de nuevo las ruedas de prensa, esta vez
al final del partido. La “Learnability” (Aprendibilidad), esencial, depende de
la capacidad de reflexión y de acción. Luis Enrique: “Creo que hemos hecho un
buen partido. No tengo nada que reprochar a mis jugadores (…) No considero el
resultado justo” (con un 2-0 en contra). Debería saber que el “no” el cerebro
deja de registrarlo. “¿Neymar? La interpretación de las amarillas es…
especial”. Zidane: “Hicimos un gran partido (…) Yo creo que hicimos un buen
partido. Lo que está claro es que teníamos que meter el segundo gol para estar
más tranquilo”. “Cuando hay un resultado negativo podemos mirar a los cambios”.
“Merecemos un poco más”. “¿Por qué nos descentramos? No lo sé”. “Estamos un
poco todos decepcionados”. “Vamos a intentar ganar el partido”. Ambos, tristes
antes y tristes después.
He estado leyendo ‘La conquista del cerebro.
Un viaje a los secretos y confines de la mente’ de Daniel Temmet. Se trata de
un matemático con “síndrome del sabio” (una variante de Asperger con savant),
con unas capacidades cognitivas extraordinarias (por ejemplo, recitar durante
cinco horas 22.514 decimales del número Pi). El título en inglés es ‘Más amplio
que el cielo’, citando el poema de Emily Dickinson (“El cerebro es más amplio
que el cielo”). Para él, todos los cerebros son extraordinarios. En diez
capítulos, analiza:
1. La
complejidad del cerebro humano. “Gran parte de lo que sucede en nuestra
cabeza sigue siendo un misterio”. La depresión afecta al 20% de las personas a
lo largo de su vida. El cerebro pierde el 5-10% de su peso de los 20 a los 90
años; sin embargo, se da la neurogénesis en estructuras como el hipocampo.
Neuroplasticidad: “El cerebro puede crear nuevas conexiones a partir de
nuestras experiencias”. Pensar sobre nuestra forma de pensar modifica nuestro
cerebro (Richard Davidson, Wisconsin). La imagen del cerebro como “un ordenador
hecho de carne” (Marvin Misnky) es empobrecedora y reduccionista. Los
ordenadores no pueden mantener una conversación (test de Turing).
2. La
inteligencia. Daniel cita al filósofo francés Michel Onfray: “No existe el
amor; sólo existen las pruebas del amor”. La Inteligencia no es lo que miden
los tests. El autor repasa la historia del CI, desde Alfred Binet y Lewis
Terman, a Robert Sternberg y Howard Gardner (inteligencias múltiples). La
genialidad no está en los genes, sino en el entrenamiento (pone el ejemplo de
Laslzo Polgar y sus hijas ajedrecistas).
3. La
memoria. Los savants no tienen memoria fotográfica sino que “bailan con los
números”. Para recordar mejor, hemos de “conectar con el ritmo” (Daniel
Levitin). Dormir bien por la noche ayuda mucho.
4. Las
capacidades lingüísticas. El número potencial de frases en un idioma es
infinito. Vamos adquiriendo el lenguaje por etapas. El lenguaje surge de manera
espontánea en la mente humana. Es más fácil aprender otros idiomas a edad
temprana (Eric Lenneberg). Las lenguas se almacenan en zonas distintas del
cerebro en función de cuándo las hayamos aprendido (Joy Hirch y Karl Kim).
Hasta un 90% de las lenguas desaparecerán en este siglo (Michael Krauss).
5. El
talento numérico. Hay un “módulo matemático” en nuestro cerebro (Brian
Butterworth): todo el mundo cuenta. Los savant conectan números y lenguaje de
una forma especial. “Conozco las relaciones semánticas entre los números igual
que conozco las relaciones de significado entre las palabras, porque puedo
visualizar las cifras en tanto que formas con sentido”. Es la belleza de las
matemáticas.
6. La
creatividad. Nancy Andreasen, autora de ‘El cerebro creador. La
neurociencia del genio’, piensa que ciertas formas de creatividad se heredan.
La creatividad es una “tormenta interior”. “El descubrimiento del carácter
innovador de la mente autista está transformando el modo en que los científicos
entienden la creatividad”. El talento de los Asperger “cambió el mundo”
(Fitzgerald)
7. La
percepción. “Nos vemos las cosas tal como son; las vemos tal como somos”
(Anaïs Nin). Uta Frith considera que tenemos una “coherencia central débil”. El
carácter selectivo de la percepción lo han demostrado Chabris y Simons con su
experimento del gorila. Los juegos y metáforas visuales mejoran la calidad
artística (Ramachandran y Hirstein). “La simetría es atractiva”.
8. La
información. El autor contrapone la neolengua de Orwell (1984) con la
realidad actual, en la que se retuerce el lenguaje. Y nos propone los libros de
Geoffrey Nunberg (‘Lenguaje, política y cultura en una época polémica), Diane
Ravitch (‘La policía lingüística: cómo limitan los grupos de presión lo que los
alumnos aprenden’) y por supuesto de George Lakoff, éste último criticado por
Steven Pinker. Michael Silverstein (‘Hablar de política’) propone que el
lenguaje sólo es efectivo cuando conjuga el estilo persuasivo con la verdadera
sustancia. “Las imágenes cerebrales explican el poder de las marcas
comerciales”: en la vida cotidiana, el cerebro ahorra tiempo (y glucosa)
reduciendo el proceso de toma de decisiones. Hemos de reducir la sobrecarga
informativa.
9. El
pensamiento matemático. “Algún día el pensamiento estadístico será tan
necesario para una ciudadanía eficiente como la capacidad de leer y escribir”
(H. G. Wells). Debemos discernir entre correlación y causalidad. Voltaire
pensaba que la lotería, por ejemplo, era “un impuesto sobre la estupidez”. La
lógica es la ciencia del buen pensamiento.
10. El
futuro de la mente. No hay genialidades repentinas (Eric Wassermann).
Michael Chorost (‘Reconstruido’) cree
que la tecnología padece de “tecnooptimismo teñido de un exceso de arrogancia”.
Michael Polanyi cree que el conocimiento humano es complejo, personal y
corpóreo (la antítesis de los datos de un ordenador). Andy Clark y David
Chalmers (‘Oir los gestos: cómo nuestras manos nos ayudan a pensar’) detacan el
poder de las manos para expresarnos. La vulnerabilidad de nuestro cuerpo nos
ayuda a tomar decisiones difíciles (Hubert Dreyfus). El futuro es humano. “El
futuro no tiene por qué ser de los futurólogos. Si nos brindan la oportunidad
de participar de una manera significativa en un marco realmente inclusivo que
dé cabida a todo tipo de mentes, cada uno de nosotros podrá utilizar el cerebro
para hacer lo que éste siempre ha sabido hacer bien: imaginar un mañana mejor y
más luminoso”.
Estupendo libro, muy útil y generoso. Como escribe
Daniel Tammet en la contraportada: “Explicándote cómo funciona mi mente, intentaré
que expandas los límites de la tuya”. Esa es la conquista del cerebro.