Potencial, Empleo y el efecto Zara


Un soleado día para iniciar la semana, el mes y celebrar el Día del Empleo (ya sabes que insisto en que “trabajo” y “empleo” no son sinónimos. Trabajo es un instrumento de tortura (trepalium) proveniente del Imperio Romano; Empleo es emplear nuestro talento, implicarnos con el mismo). La automatización se lleva buena parte de los “trabajos” por delante y estimula el empleo (en una proporción de 1:2’5, porque la tecnología es un trampolín de talento.
Ayer en El País Negocios, Ramón Oliver trataba el alto potencial. Partiendo de cervantes (“No ames lo que eres, sino lo que puedes llegar a ser”) comentaba los planes de potenciales en las empresas, a partir de las declaraciones de José Manuel Chamorro, Alberto Blanco, Santiago de Miguel y de un servidor, como CEO de Right Management (líderes absolutos a nivel mundial en detección de potencial a través de valoración profesional). Cuando las empresas utilizan el alto desempeño en un puesto como predictor del acto potencial para el escalón siguiente, apenas coincide en un 4%. “El talento se tiene que cultivar, siempre debe estar en movimiento. Si las personas no son conscientes de su carrera profesional y no saben qué aspectos deben trabajar para seguir creciendo, el potencial no se transformará en realidad”. Gracias, Ramón, por el artículo.
En el mismo suplemento, Luis Garicano (LSE) comentaba el “efecto Zara”. La tendencia hasta ahora estable de reparto de las rentas entre trabajo y capital (dos tercios, un tercio: efecto Cobb Douglas) se ha roto, según una investigación del MIT dirigida por John van Reenen. La causa es triple: las grandes empresas representan una porción creciente de las ventas, esta revolución depende de una caída de las rentas del trabajo y la productividad entre las grandes y las pequeñas se dispara (Chiara Criscuolo, OCDE). Entre el 2000 y el 2013, la mejora de la productividad de las empresas grandes ha sido del 3 (industria) al 3’6% (servicios) anual, en tanto las pymes han crecido 0’6 y 0’4% respectivamente. Básicamente, por la tecnología y sobre todo por la gestión. Es lo que algunos llamamos “calidad directiva”, que marca la diferencia. Las empresas o aprenden (al menos al ritmo del entorno) o pura y simplemente mueren.
Y eso que la economía española está creciendo más de lo que apuntaban los analistas: 0’8% en el primer trimestre. Los motivos son la recuperación del comercio internacional, que aprovechan el automóvil (8% de mayores ventas respecto al mismo periodo de 2016), servicios empresariales, telecomunicaciones e informática. También el consumo sigue creciendo, a pesar del encarecimiento de la energía. Raymond Torres (Funcas) nos previene de la autocomplacencia, por el menor dinamismo de la actividad turística, el impacto del enorme desempleo (más de la mitad de los desempleados lleva buscando más de un año, el 40% hace más de dos).
José Antonio Marina se refería a los “actos fallidos” (Fehlleistung, de Freud), en el caso de la moción de censura de Podemos. Engreimiento autoritario “que oscila entre lo peligroso y lo cómico-juvenil”. “Democracia de trending topics”, “generación tuit”. La impulsividad conduce a la improvisación.
También en El Mundo, ‘Educar en la verdad’ de María Jesús Álava Reyes, autora de ‘La verdad de la mentira’. La mayor parte del sufrimiento humano se debe a la mentira.
John Carlin ayer escribía sobre ‘El arte de Mourinho’ (uno de sus malvados favorito). El estadio del United es “el teatro de los sueños” (por el espíritu de aventura). Desde que está Mou es “un teatro que da sueño”. Y hoy Carlin se atrevía con Donald Trump (otro de sus malvados), 100 días después. “Con su inigualable narcisismo, el presidente de EE UU muestra una flexibilidad sin parangón dispuesto como nadie a cambiar de opinión”. No es “El Estado soy Yo” (Luis XIV). Trump es “La verdad soy yo”. El 93% de sus votantes sigue apoyándole.
Con todo, dejo lo mejor del fin de semana para el final. La entrevista de Beatriz Navazo (Mujer hoy) a Mara Swan, VP de Estrategia Global y Talento de ManpowerGroup, CEO mundial de Right Management y una de las líderes más influyentes en gestión de personas. “Si me preguntas qué me ha ayudado a llegar donde estoy, la respuesta es… un buen sentido del humor”. Ya sabes, el predictor de la autoconfianza. Mara reconoce haber sufrido discriminación por ser mujer (“y es doloroso recordarlo”). Pero se centra en lo positivo. “La familia sigue siendo un condicionante sólo para nosotras”. “Nos han programado para que seamos perfectas, el problema es que no lo somos ni lo seremos por mucho que lo intentemos”. La clave, dice Mara, es elegir bien con quién casarse. Mara Swan, gran defensora del mentoring, ha acuñado el concepto “Learnability” (en castellano, “Aprendibilidad”) como la cualidad determinante en estos tiempos. “Y las mujeres deben centrarse en entrenar esta agilidad, estar preparadas para tomar ventaja en los cambios y no quedarse atrás”.
La canción de hoy es un nombre de mujer, Carrie (de Europe): www.youtube.com/watch?v=mg3uNETZrLg “Can’t you see in my eyes”